En 1955 Pablo Picasso culminó en este lienzo una serie de revisiones de una pintura de Delacroix. Como aquella, se titula "Le femmes d'Alger" y es desde hoy el cuadro más caro del mundo. El coleccionista que hace menos de 20 años lo compró por 32 millones de dólares lo vendió ayer por 180. Así discurrió el negocio.

Modos y humor británico en el director de orquesta: el subastador, que incrementa la puja, arranca risitas y exhibe el mazo recaudador. En este mercado se regatea al alza y con mucha clase, aunque con roces: los receptores de pujas suben la oferta a la orden del misterio comprador al otro lado del teléfono.

Y 12 minutos después un anónimo rompe los límites y suelta 180 millones de dólares, 160 millones de euros a cambio de una pintura. Aunque esto ya no se hace, sólo por el gustazo de la impresión y por que Picasso lo entienda, traducimos a pesetas: 26.600 millones.

La pregunta es si los vale; la respuesta es que los cuesta.