Una de cada 100 personas puede desarrollar esquizofrenia a lo largo de su vida. Quienes lo sufren, se enfrentan a un gran estigma social, a pesar de que, controlada, la enfermedad permite una vida totalmente equilibrada.
Los antipsicóticos de acción prolongada, es decir, los que se administran en pocas dosis al año, facilitan las relaciones sociales, la independencia o el mantenimiento de un empleo para estas personas.
Hasta ahora, el intervalo máximo entre dosis era un mes. Para los expertos, este avance permitirá diseñar nuevas estrategias en el tratamiento de esta enfermedad.