Seguro que en su bolso o en su cartera tiene una o varias tarjetas de cliente o de fidelidad de alguna marca. Para conseguirlas, cedemos muchos de nuestros datos personales y después nos bombardean con mensajes, emails o llamadas de teléfono para ofrecernos promociones. El remedio: la lista Robinson.
Llamadas, mensajes de texto, emails o correos postales. Es la insistente publicidad personalizada. Aunque si usted está harto sepa que le puede poner fin gracias a la lista Robinson. Es gratuita y evita que nos llegue publicidad personalizada.
Sólo hay que registrarse a través su página web y olvidarnos de esas molestas llamadas a la hora de la siesta o del spam.
Y es que la publicidad debe conciliarse necesariamente con el derecho a la protección de datos de las personas.