La noche invita a posar los ojos en la escultura de Berruguete. A contemplar las obras de arte a paso lento y a quedarse abstraído.
"Las obras son las mismas de día que de noche", dice entre risas una señora. Pero contemplarlas de madrugada favorece un ambiente mágico, único.
Los inquilinos de las pinacotecas observan, curiosos, cuestionándose por qué les han obligado a trasnochar. En esta velada, los museos despliegan su arte: el habitual y el invitado como teatro, danza y conciertos.
"Se crea otra atmósfera", expresa un asistente. "Es esa mezcla de nocturnidad, música y arte lo que lo hace mágico". Los ingredientes los pone la Noche de los Museos que se celebra por toda Europa por decimotercera vez consecutiva desde 2005.