SALUD

La obesidad se duplica en la última década entre los menores de 25 años en Castilla y León

La incidencia crece cinco puntos en la población general y la curva va en aumento, según el mayor estudio de riesgo cardiovascular de la Comunidad.

Ical

La Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha puesto en pie de guerra para luchar contra las cifras cada vez más alarmantes que arrojan que una de las epidemias del siglo XXI, la obesidad, no para de crecer, ni en el mundo, ni España, ni en Castilla y León. En la Comunidad los datos se han duplicado en la última década entre los menores de 25 años, grupo que ha pasado de contar con una prevalencia del 5,17 al 10,25 por ciento, y lo peor es que la curva no para de subir, ni entre los jóvenes ni entre la población en general. En este caso, la obesidad ha evolucionado de una prevalencia de un 22,9 a un 27,6 por ciento. Por ello, mañana, 12 de noviembre, se celebra el Día Mundial de la Obesidad para alertar de la cara amarga de esta dolencia que es la antesala de enfermedades como la diabetes, la hipertensión, colesterol alto y otras patologías cardiovasculares de calado.

Es más, si se analizan las cifras en otros grupos de edad, el futuro no es nada alentador. En cada una de las cohortes se produce un repunte, hasta siete puntos en el caso del grupo de 50 a 54 años, que pasa de un 30,26 a un 37,28 por ciento, y sólo se observa una disminución en el de 70 a 74 años, que pasa de 32,01 a 29,63 por ciento en diez años. En el de más de 75 años ya no existen apenas diferencias, evoluciona del 23,8 a 24,06 por ciento.

Estos datos los pone de manifiesto el mayor estudio de riesgo cardiovascular que se ha realizado en Castilla y León y en el que se han volcado más de 1.500 profesionales sanitarios y cerca de 4.000 personas a las que se ha hecho un seguimiento entre los años 2004 a 2014. Los resultados, ofrecen una ecuación de riesgo propia de la autonomía, que permitirá a la Consejería de Sanidad afinar en el comportamiento de las enfermedades cardiovasculares y sus causas, y adoptar medidas de promoción y prevención de la salud, y de control.

Evolución al alza

Por sexos, en el caso de los hombres la prevalencia ha aumentado en la última década en todos los grupos, mientras que en el de las mujeres existe un punto de inflexión en la cohorte de 65-69, donde cae del 38,7 al 37,7 por ciento. En los hombres el mayor incremento coincide en el grupo de 50 a 54 años, que evoluciona del 27,34 al 37,62 por ciento, mientras que en las mujeres se da entre los 35 y 39 años, con más de nueve puntos porcentuales, al pasar de un 15,14 a un 24,34 por ciento.

En función del lugar de residencia, los datos varían. Así, la incidencia es mayor en la zona rural que en la urbana-semiurbana, un 13,13 frente a un 12,54 por ciento. No obstante, si se estudian las cohortes de edad, en todas la prevalencia es mayor en la zona urbana-sermiurbana, menos en las cohortes de 35 a 44 y de 65 a 74 años, con un 13,91 por ciento y un 11,11 en el primer caso, y un 16,95 y un 15,09 por ciento, en el segundo.

Al medir el Índice de Masa Corporal (IMC) con respecto al total de la muestra de 2014, con 2.690 personas, se observa que el 26,06 por ciento era obeso y el 1,56 por ciento presentaba obesidad mórbida. Del total de obesos al cierre del estudio, el 64,6 por ciento ya lo era hacía diez años, el 31,63 por ciento tenía sobrepeso en 2004 y 2,96 por ciento tenía un peso normal.

Medidas de choque

Ante este escenario, desde las distintas administraciones se sigue trabajando en programas y estrategias para fomentar estilos de vida saludables, en especial, en la infancia. Uno de los retos de la Consejería de Sanidad en el área de promoción de la salud pasa por aplicar los programas coordinados de la Estrategia NAOS, en especial el consumo de fruta y hortalizas, ejercicio físico y talleres de alimentación saludable en los centros escolares.

También, prevé impulsar nuevos programas en colaboración con las consejerías de Educación y Agricultura. Uno de los últimos proyectos comunes está vinculado al corazón azul de la Marca Tierra de Sabor, que distingue a los alimentos que favorecen una alimentación cardiosaludable. Los tres departamentos se han comprometido a diseñar recetarios saludables con estos alimentos; potenciar su inclusión en los menús de los hospitales, y Educación trabaja con las empresas concesionarias de los comedores escolares para implantarlos en los menús escolares. En concreto, quieren emitir certificados de menús saludables, para lo que se están dando los primeros pasos sobre los porcentajes de alimentos con este marchamo que tendrían que estar presentes, productos de temporada, frescos, entre otros.

Asimismo, está prevista la organización de un programa de actividades para que los más pequeños conozcan las claves de un estilo de vida saludable -alimentación, ejercicio físico e hidratación-, y que por medio de los menores los mensajes lleguen también a los padres.