Día de Castilla y León

Fríos pero muy festivos

De la batalla nocturna musical y festiva de los primeros pobladores se pasó a lo que tocaba en la jornada, mezclar la fiesta con la reivindicación en Villalar

J. Benito Iglesias/ ICAL

A las nueve de la mañana, aún una hora muy temprana para los que durmieron la noche anterior en los aledaños del aparcamiento, se presumía con solo siete grados una jornada fría. Pero el Día de Castilla y León hizo honor a la lucha comunera y se levantó con la llegada del mediodía, pasadas las 12.30 horas, con un tímido sol que empezó a calentar la temperatura como lo hicieron con sus discursos algunos de los oradores en la tradicional ofrenda junto al monolito de Villalar de los Comuneros (Valladolid).

Las primeras horas de la jornada, frías y asemejándose al morado de los pendones de Castilla junto a la amenaza de lluvia que sólo dejó unas gotas, dieron paso a un buen ambiente con un incesante ir y venir de castellano y leoneses desde el escenario y las carpas de la tradicional campa hasta la plaza del Ayuntamiento. Un helicóptero de la Guardia Civil controlaba desde un cielo encapotado cualquier atisbo de anomalía, que afortunadamente no se dio.

Los más rezagados, parapetados en tiendas de campaña y vehículos y furgonetas con lunas tintadas para poder dormir unas pocas horas tras la jarana musical de madrugada, empezaron a escuchar la dulzaina y el tamboril y se desperezaron. Algunos, incluso, tuvieron que sortear con ojeras los restos de botellón y calimocho, junto a calzado y ropa íntima distraída que quedó fuera de las tiendas de campaña para orearse.

Fiesta y reivindicación

De la batalla nocturna se pasó a lo que tocaba en la jornada, mezclar la fiesta con la reivindicación. Así, a partir de las diez de la mañana, empezaron a llegar grupos de trabajadores de empresas de la Comunidad con pancartas y camisetas alusivas a sus conflictos laborales, además de colectivos de parados y pensionistas para hacer del día, junto a las declaraciones e intervenciones políticas, un señuelo de reivindicación.

En lo puramente festivo, en los puestos de venta de todo tipo de objetos, ropa, comida, y repostería la clientela empezó a llegar ávida de esos paseos en cualquier mercadillo dominical de la Comunidad buscando gangas ante unos comerciantes más optimistas con la llegada del 'rey sol' y la consiguiente subida de temperatura hasta los diez "soportables grados".

En la campa central, a las 13 horas, tras los numerosos y tradicionales discursos junto al monolito, el aluvión de gente empezó a poblar las carpas de partidos políticos y sindicatos junto a otras tantas donde el intenso olor a parilla invitaba a llenar el estómago, especialmente al público más madrugador que llegó a Villalar de los Comuneros a primera hora.

La música con raíces castellano y leonesas que sonaba desde el escenario se combinó con la de los dulzaineros y el ruido de la charla a buen volumen de un gentío que, en un continuo ir y venir por las calles del municipio vallisoletano, se topaba con conocidos y hacía sucesivas paradas para mezclar con 'cachis' de calimocho y cerveza de ida y vuelta.

Un peregrino comunero

Como perdido, pero dando la nota de colorido, apareció Marcelino Lobato que -aunque entrado en años pero a modo de futbolista de éxito- acaparó la mayor parte de los objetivos de las cámaras de los teléfonos móviles. "Estoy como una cabra, lo puedes poner", dice al periodista, vestido con una túnica de peregrino y portando la tradicional concha y el bordón.

"Soy leonés, de Regueros, junto a la La Bañeza, y mis padres decían que había que acordarse simpre de dónde procede uno. Por eso he venido a Villalar de los Comuneros, aunque llevo muchos años en La Rioja. Allí me enganché como caminante con 18 años, y desde hace ocho creé los premios Cultura de los Caminos a Santiago", dice con una sonrisa de oreja a oreja antes de seguir contando a más gente su historia.

Para terminar, no podía faltar un lazarillo ciego -aunque de pega según todos los indicios ataviado cib unas llamativas gafas oscuras y un bastón blanco- que realizó una escenificación del denominado 'Romance prohibido'. En carteles y fotos de tinte medieval, sus coplas concitaron el interés de mucho público. Algunos salieron huyendo cuando hizo chanzas y apareció 'El lobo FerOX', en clara alusión a la fuerza política Vox.