La ganadería láctea está atravesando una dura reconversión forzada por las circunstancias. La constante caída en los precios de la leche ha hecho que el cincuenta por ciento de los ganaderos de León hayan cambiado la producción láctea por la de carne

Llevaban toda la vida dedicándose a ordeñar y para vivir les bastaba con tener una veintena de vacas, pero el fin de la cuota láctea en 2015 cambió la situación. Comenzó entonces un declive para las pequeñas explotaciones. La cooperativa Cea-Esla pasaba a recogerles la leche cada vez con menos frecuencia y llegó a pagarse a 17 céntimos el litro, una cantidad con la que ni siquiera cubrían gastos.

Hace un año la cooperativa les avisó de que dejarían de recogerles la producción. En municipios como Reyero esto supuso el fin del vacuno de leche. Aquí hay cuatro explotaciones y todas han tenido que pasarse a la carne como única salida. Aún así, confiesan que de haberlo sabido, habrían cambiado antes para evitar perder más dinero.

No solo han tenido que comprar más reses, si no que se han visto obligados a comenzar de cero para poder seguir viviendo de la ganadería aún a sabiendas de que los tiempos de abundancia no volverán