En muchas ocasiones tenemos sensaciones físicas y emocionales que no nos acompañan para que tomemos acción y resolvamos las situaciones que llegan a nuestras vidas. Esas sensaciones provienen de una idea, un pensamiento o una creencia que nos limita y que provoca el agobio, el cansancio, incluso nos paraliza.

Aquí van algunas pautas:

1.- Recuerda un momento de tu pasado en el que te sentías bien, capaz de todo, abierto a un cambio personal y al de los demás. Permítete cerrar los ojos y trata de vivirlo intensamente reconociendo detalles de lo que veías, escuchabas y sentías.

2.- Relaja tu cuerpo, libéralo de pensamientos. Eso lo puedes conseguir de muchos modos: Paseando, montando en bici, corriendo, bailando, meditando… o simplemente recostándote y luego sueña despierto y déjate llevar por la imaginación. Luego trata de captar las claves de los mensajes que llegan a tu mente y tradúcelos para saber que quieres en tu vida o que no quieres.

3.- Capta todo aquello que te aparta de los resultados que deseas obtener y haz una lista de cosas que quieres cambiar. Jerarquiza esa lista y pon un orden de prioridad. Marca todas aquellas cuestiones que te sientes capaz de abordar solo y aquellas que precisarías ayuda. De estas últimas pregúntate si la ayuda la tienes en tu entorno y no tiene coste. Imagínate la conversación asertiva con las personas a las que abordarás para pedirlas ayuda y te darás cuenta que estarán dispuestas a ayudarte. Abórdalas posteriormente dándote tiempo poniéndolas previamente en un plan de acción.

4.- Juega, divirtiere con las pequeñas cosas: El contacto con otras personas a través de un chiste, una caricia, unas cosquillas con tus hijos o un abrazo con tu madre, relativizan muchos de los problemas que aparentemente tenemos y que acaban siendo o pareciendo dificultades pasajeras que acabarán por abandonarnos sin apenas hacer nada.

José Antonio Martín
D'arte Coaching y Formación Artesanal