El sevicio que durante décadas han prestado las mancomunidades a los municipios es incuestioble pero la forma de organizarlas y coordinarlas no siempre ha sido eficaz. La Junta de Castilla y León lleva un año trabajando para mejorar este sistema de mancomudniades.

La localidad abulense de Aldeaseca de 270 habitantes pertenece a cuatro mancomunidades; una para la recogida de basura, otra para el agua potable, ambas con un coste anual de 7.000 euros, una tercera para los riegos y otra para el arreglo de caminos.

La localidad de Renedo, además, esta integrada en la mancomunidad Valle del Esgueva que concentra a 15.000 habitantes de 20 municipios.

Otras mancomunidades se crearon no para prestar servicios, como la de las reservas de Villafáfila, que aglutina a 11 municipios, que a su vez están repartidos en dos mancomunidades. Tenemos hasta una mancomunidad interautonómica para dos pueblos con 1.107 habitantes de Burgos y La Rioja pero que tampoco funciona.

Y en este caos de mancomunidades, el municipio leonés de Castrocontrigo ha abandonado la suya. Era el ayuntamiento que más aportaba a la de Valdería, el 53 por ciento, y según el alcalde no tenía reflejo en los servicios prestados. Ahora es el propio municipio el que recoge la basura. El edil afirma que es más eficaz y rentable, el recibo ha bajado un 12 por ciento, pero el cambio no convence a todos los vecinos.

El modelo parece que llega a su fin tras más de tres décadas o al menos el tiempo para dar un paso más allá.