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Cuentos en la bruma.- Los misterios del agua

Cuentos en la Bruma recorre Castilla y León en busca de los enclaves donde la presencia de agua ha marcado el devenir de la Historia. Ritos purificadores, supersticiones, fuentes mágicas, zahoríes...

El agua y el ser humano han estado vinculados desde el origen de la vida. Sin el líquido elemento, la supervivencia es una quimera. Pero esa relación no es únicamente por necesidad física, hay algo más. Algo místico, que se escapa a los sentidos. El agua siempre ha tenido un componente mágico, casi divino que ha condicionado la forma de comportarse de las diferentes comunidades.

En la localidad zamorana de Almeida de Sayago una fuente de olor nauseabundo, pero temperatura constante, fue la que atrajo a las primeras comunidades, que al lado de aquella surgencia crearon un santuario rupestre en el que las cazoletas y los grabados con forma de serpiente fueron el escenario de sacrificios y rituales de fin desconocido.

Precisamente, en aquellas primitivas sociedades la figura de los localizadores de agua era fundamental. Personas con una capacidad innata y casi exclusiva para sentir las corrientes de agua. Hoy en día son conocidos como los zahoríes, individuos con una sensibilidad especial para, ayudados con diferentes herramientas, localizar las corrientes de agua subterránea y en ocasiones aprovecharlas y en otras huir de ellas. Pedro Vargas es uno de los pocos zahoríes que aún hoy siguen trabajando en Castilla y León y conoce como pocos las ancestrales técnicas.

Pedro trabaja fundamentalmente en la localidad de Velilla del Río Carrión, pueblo muy vinculado al agua ya que posee unas fuentes que ya eran nombradas en los textos romanos de Plinio el Viejo.

Las conocidas como 'Fuentes Tamáricas' son consideradas uno de los primeros santuarios oraculares de la Península. Contaba el cronista que si se visitaban las fuentes por primera vez y estaban vacías, significaba la pronta muerte de la persona. Una historia alimentada por el hecho de que estas fuentes, pequeñas en tamaño, se llenan y se vacían sin ningún criterio. Tan pronto de ellas emana agua durante días, como durante semanas desaparece el agua. Nadie, por el momento, ha sido capaz de explicar el fenómeno.

Pero el agua no sólo ha formado parte de las creencias o rituales de pueblos prerromanos, para los cristianos también ha sido fundamental. Ritos como el bautismo encuentran en el agua el gran signo.

Muchas investigaciones, además, aseguran que gran parte de los templos se asentaron en lugares de culto pagano. Uno de ellos se encuentra en el Santuario de Nuestra Señora de las Fuentes, uno de los pocos templos de la Península que se sitúa sobre el nacimiento de un río, el Álmar.

Una trampilla abierta en el altar, permite acceder al lugar donde nace el río y, casualmente, la creencia popular advierte que la mujer que beba de las aguas quedará embarazada.

Ritos sobre el agua y propiedades curativas hay mucho. Uno de los más arraigados es el que todos los años, en el mes de septiembre, tiene lugar en la catedral de Palencia, en concreto en la cripta, a la que acuden los palentinos en busca del agua del pozo, que cura cualquier dolencia y que sólo se puede beber coincidiendo con la festividad de San Antolín.

Historias que pierden su origen en la noche de los tiempos como la leyenda del Lago de Sanabria o la de la conocida como 'Fuente de la Vida' ubicada en un antiguo monasterio en Vega de Espinareda y que demuestran que el hombre y el agua tienen una relación que va más allá de lo que la razón puede explicar.