Son una fuente inagotable de conocimiento para los estudiantes de Medicina. No sólo para ellos. También para los médicos que necesitan prepararse antes de una intervención quirúrgica. Los cadáveres son "un material que tienen un valor inestimable para el aprendizaje de la anatomía y para la formación del médico". Lo dice la responsable del departamento de Anatomía de la Facultad de medicina de Valladolid.

Las imágenes de hacinamiento de cadáveres en la Complutense de Madrid no se corresponden en absoluto con la manera de trabajar en la facultad vallisoletana. En su departamento de anatomía todo está escrupulosamente controlado.

Desde que una persona decide donar voluntariamente su cuerpo, hasta que sale, el control es absoluto. Tras recibir el cadáver, o bien se trata en formol, o bien se congela. Del depósito en el sótano pasa a las cámaras frigoríficas de la planta superior para ser diseccionado por los estudiantes.

La "vida" de un cadáver no supera los dos años. Cuando ya no es útil, Anatomía avisa a un funeraria que recoge el cuerpo y lo traslada a una fosa común del cementerio.