El abogado Gerardo Sal acaba de recibir la sentencia que lleva siete meses esperando. La titular del juzgado número uno de Ponferrada da la razón a sus clientes, un matrimonio que contrató preferentes en julio del año 2009. Pero nadie les explicó la letra pequeña.
La sentencia se apoya en la declaración del propio director de la sucursal, una oficina de Caixa Galicia cerrada a día de hoy. Reconoce que trató como profesionales financieros a dos simples clientes.
La sentencia, eso sí, no es firme. La entidad financiera, Novagalicia, tiene 20 días para recurrir una resolución que le obliga a devolver los 11 mil euros invertidos, más los intereses legales.