CRECIMIENTO PERSONAL

Las Cuatro fases clave para alcanzar la meta que te propones

Tomarnos en serio nuestro diseño del plan y no desviarnos de las tareas que nos hemos encomendado marca la diferencia para hacer realidad ese logro

José Antonio Martín

Una de las virtudes más valoradas en un líder es su capacidad de visualizar con antelación las tendencias o efectos que tendrán éxito en relación a un determinado contexto.

Del mismo modo, cuando nosotros pretendemos liderar nuestra vida, la primera fase a abordar y  la más importante, es valorar aquello que deseamos, lo que queremos atraer de verdad.

Visualizar el estado deseado

Para ello disponemos de la capacidad de visualizar, de tomar contacto con ese logro en el futuro, con el cómo ocurrirán las cosas; qué nos diremos y cómo se comunicará el entorno con nosotros tras ese logro y también cómo nos sentiremos y cuáles serán las emociones de ese momento. Se trata de soñar despierto, pero con la atención plena y consciente en el resultado que deseamos obtener.

Recomiendo a todos los lectores que tras haber realizado este ejercicio, anoten con el mayor detalle posible qué han visto, escuchado y sentido durante el mismo.

Una vez que hayamos visualizado el estado deseado, en una segunda fase  vamos a volver a nuestra realidad actual. Es curioso que cuando somos conscientes de esa realidad, ésta habitualmente no está tan alejada de nuestra meta, sino más cercana de lo que parecía inicialmente.

Declarar el estado actual

Ese es precisamente el efecto que tiene visualizar: dotar a nuestro cerebro de la química necesaria que salve las primeras dificultades. Tras esta fase estaremos en disposición de declarar el estado actual.

Así nos será más fácil trazar una línea entre dos espacios temporales y valorar en una tercera fase cuáles son las herramientas, recursos y sinergias en las que me puedo apoyar para alcanzar mi meta.

¿En qué me puedo apoyar?

  • Valorar mis fortalezas y competencias

  • Analizar la capacidad de relacionarnos y de contactar con aquel que me pueda facilitar los pasos

  • Rememorar las ocasiones del pasado en las que logré superar barreras similares

  • Estimar las oportunidades que surgen de conectar con los pasos en nuestro nuevo modo de actuar

También es conveniente aclarar cuáles son nuestras debilidades y qué hay dentro de mi habitual forma de hacer y pensar que me aleja de mi objetivo. Eso hará que no solo sea consciente de elegir mejorar esos aspectos, sino de mi diálogo interno y de la posibilidad de encontrarme de frente con la visión fatalista de los que no creen en mí a la hora de abordar esas nuevas opciones.

Diseñar el plan

Ahora ya está todo dispuesto para la cuarta fase: diseñar el plan para alcanzar el objetivo, en el que además del tiempo de consecución, dispondremos las acciones más significativas que hayamos identificado en nuestra misión. Cada acción a priori nos situará más cerca del objetivo, y requerirá de nuestra máxima responsabilidad y compromiso.

Ser capaces de tomarnos en serio nuestro diseño del plan y no desviarse de las tareas que nos hemos encomendado o hemos delegado a otros que están dispuestos a ayudarnos marca la diferencia para hacer realidad ese sueño y ese logro. Ahora queda solo la última pregunta: ¿Merece la pena?