Última etapa de los peregrinos que partían hace cinco jornadas de Ávila en pos del sepulcro de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes. Un momento de refresco, adecuado para comentar los pormenores de un viaje que en cierta medida ha permitido vivir en primera persona los sentimientos místicos de Teresa de Jesús.

Los peregrinos partían del convento donde nació la Santa para recorrer Gotarrendura donde pasó gran parte de su infancia, Fontiveros, Duruelo o Mancera, protagonistas en los primeros momentos de la reforma carmelita.

Y llegaban a Alba un día grande de verdad, el esperado momento en el que Santa Teresa de Jesús sale de clausura revestida como alcaldesa.

Cada 25 de agosto, la villa salmantina se vuelca con un instante que solo se repite dos veces al año.