Admirado por sus gemas preciosas y un minucioso trabajo de orfebrería, el que creíamos Caliz de Doña Urraca, no es otra cosa que el anhelado Santo Grial. Esta joya que descansa en el Museo de San Isidoro desde hace mil años escondía un gran secreto desvelado tras un intenso trabajo de investigación por parte de la medievalista Margarita Torres y el historiador José Miguel Ortega. No ha lugar a duda, estamos ante la pieza más importante de la cristiandad, la copa de la que bebió Jesucristo en la última cena.
La iglesia del Santo Sepulcro donde se conservaba este cáliz es saqueado y sus tesoros llevados al Cairo. A partir de un documento sobre datos que se pueden contrastar en otras fuentes ya conocidas por medievalistas que se sabe que del Cairo parte a Denia y de Denia su destino final es León.
Dos pergaminos del siglo XIV corroboraron la teoría de que el califa que reinaba Egipto en 1055 obsequió al monarca más poderoso de la cristiandad con este presente como prueba de amistad. Se trataba de Fernando I El Magno, Rey de León. La tipología confirma que el cáliz es coétaneo a Jesucristo.
Casi cuatro años de investigación dan a luz el libro 'Los reyes del Grial' donde se cuentan los entresijos de un caliz oculto que siempre estuvo a la vista.