REPORTAJES

¿Puedo hacer algo?

Tres alumnos de Bachillerato conforman una asociación para ayudar a educar a los refugiados sirios y darles una vida mejor una vez finalice la guerra

L. Sierra/ ICAL

"¿Están ustedes cómodos? ¿Y si les decimos que el equivalente a más del doble de la población de Burgos ha muerto en cinco años, ¿siguen igual de cómodos? Más de 470.000 son las muertes que ha dejado la guerra civil de Siria desde 2011".

Con esta premisa, un grupo de estudiantes de Bachillerato del Colegio Internacional Campolara de Burgos, que participan en el Bachillerato Excellence, han iniciado una campaña que busca crear conciencia sobre el conflicto sirio y la necesidad de ayudar a una población "olvidada". Se trata de un objetivo que se ha tornado en la creación de una asociación para ayudar a los damnificados de un conflicto que comenzó hace demasiado tiempo.

Luis Miranda, Águeda Ariznavarreta y Sofía Pérez son los impulsores de la 'Asociación Depece'. Un colectivo de reciente creación, sin ningún ánimo de lucro, que tiene como misión ayudar en la educación de los niños sirios. Ayudados por Cristina Mata, profesora del centro, han comenzado a dar forma a una asociación a la que esperan se adhieran "muchos burgaleses y castellanos y leoneses" que, como ellos, quieran ayudar a mitigar los efectos de una contienda que ha sacado de sus casas a miles de personas.

"Todo empezó en base a un proyecto que defenderemos en la Universidad de Navarra en los próximos días", explicó la profesora, que ha dirigido el trabajo de los tres alumnos. Tres jóvenes que a sus 17 años ya son conscientes de que "lo de Siria no es todo lo que cuentan los medios de comunicación".

"Hay muchas cosas que o no se cuentan o se pasan por alto", destaca en declaraciones a Ical Águeda Ariznavarreta, una joven inquieta que como sus compañeros Luis y Sofía no tiene reparos en "pensar que en los próximos meses puede que se vayan a un campamento que no sea demasiado peligroso con tal de ayudar".

"Ellos creen que pueden hacer algo y por eso hemos dejado que el trabajo vaya más allá. Yo les estoy ayudando a constituir la asociación porque no es muy común que a esas edades se piense en ayudar a personas que están tan lejos", elogia Mata.

Necesidades culturales

Cubrir las necesidades culturales de los refugiados sirios con material escolar será en los próximos meses el principal cometido de estos jóvenes que sueñan con ser médico, economista o guardia civil. Es por ello que hace apenas unos días han llevado a cabo el registro de la asociación 'Depece' que "muy pronto" presentarán en la Dirección Provincial de Educación de Burgos.

"Entendemos que el primer paso es ayudar a escolaridad y a educar a esos niños y no tan niños", esgrime la docente. Por ello, la asociación llevará a cabo una colecta para que los ciudadanos aporten libros de texto en inglés y alemán con los que ayudar a los menores sirios que llegan a las puertas de Europa.

"Muchos no saben inglés y deben aprenderlo", explica uno de los participantes del proyecto que nunca pensó que "ese trabajo les llevara tan lejos". "Ahora sabemos que desear el fin de la guerra y que mejore la situación de las personas afectadas por ella no es suficiente. Son las acciones las que mueven el mundo y hay cosas que sí están a nuestro alcance", confiesan los impulsores de la asociación de ayuda a Siria.

Que los niños sirios puedan tener las herramientas "cuando llegue el momento" es lo que más quita el sueño a estos tres jóvenes soñadores. "Puede sonar raro pero queremos luchar por ello", indicaron. De ahí que pidan "ayuda a los burgaleses" para que aporten libros, cuadernos, mochilas, bolis y todos los recursos que puedan pensar. 

Por dos euros

Para poder facilitar el ingreso de "cualquier ciudadano" a la asociación bastará tener ganas y dos euros. "Es algo simbólico para que todo el mundo pueda sumarse. También los niños, que sabemos que hay muchos con ganas de ayudar", insiste Mata, consciente de que la mayor parte de quienes den esos dos euros no saben "ni la mitad de calamidades" que están pasando los miles de sirios que han tenido que salir de su país a consecuencia de una guerra que comenzó hace años.

De cara al próximo verano, Luis, Águeda y Sofía preparan un viaje "muy especial" para poder conocer "de cerca" e in situ una realidad que hasta ahora solo han visto a través de las pantallas de sus ordenadores y de los televisores de sus casas. "Queremos ir a un campamento cercano y yo sé que mis padres ya se están informando", apostilla Sofía, hija de dos militares que ya participaron en misiones en el Líbano. "Lo que no podemos hacer es quedarnos con los brazos cruzados", sostienen.