En casa, en el coche, en la compra, prácticamente todos días entramos en contacto con espumas plásticas, son uno de los aislantes y protectores más comunes. De hecho la producción mundial anual taparía la mitad de Castilla y León como una manta de 10 milímetros. Algunos de los avances mundiales en este producto se están desarrollando en Castilla y León.
Los materiales celulares, los compuestos de un sólido y un gas, dan sentido a CellMat Technologies. Es el nombre del laboratorio de la Universidad de Valladolid. Allí trabajan con espumas de poliuretano o de poliestileno que sirven de aislantes térmicos en frigoríficos, como bandejas para los alimentos, para asientos de coches, embalaje de ordenadores o rellenos de cascos o rodilleras.
Este laboratorio busca mejorar los materiales tanto en costes como en en gasto energético para hacerlos más competitivos y sostenibles.
Actualmente trabajan en 15 proyectos, entre los que está la sustitución de la madera que se utiliza en las palas eólicas por un material celular.
Gracias a esta demanda, hace dos años, de los laboratorios surgió una iniciativa empresarial universitaria, conocida en términos anglosajones como 'spin-off' que se centra en lograr aplicaciones prácticas a la tecnología de las investigaciones que realizan.
Esto redunda en la formación de sus doctorandos. Permite que sean una docena, que sumen a su doctorado la experiencia la investigación en un proyecto industrial y acerca entre sí Universidad y Empresa.