POLÍTICA | En un artículo de opinión

De Santiago-Juárez defiende que la reforma de la Constitución evite la recentralización y los 'privilegios'

El vicepresidente de la Junta sostiene que la búsqueda de un consenso como en 1978 no debe 'obsesionar' y entiende que podría ser una 'excusa' para el inmovilismo.

Ical

El vicepresidente de la Junta y consejero de la Presidencia, José Antonio de Santiago-Juárez, defiende que la reforma de la Constitución española, que este miércoles celebró su 39 aniversario, no debe caer en la "tentación" de recentralizar competencias, que están en manos de las comunidades, ni otorgar "privilegios" a autonomías "históricas". Además, reconoce que su revisión supone un "reto difícil" debido al panorama parlamentario.

En un artículo de opinión, que publica El País en la edición de este jueves, De Santiago-Juárez advierte de seis "tentaciones" o síndromoes y argumenta que la Carta Magna no ha sido votada por ningún español menor de 55 años lo que a su juicio evita que "pase la ITV de las generaciones más jóvenes". Por ello, defiende una reforma "en profundidad, valiente e imaginativa", especialmente, en el modelo territorial, pero sin caer en el estilo de los "modernos izquierdopopulistas", que considera "sobrados de narcisismo juvenil" y de "hemiplejia ideológica".

En ese sentido, el vicepresidente de la Junta y dirigente del PP plantea que el texto constitucional aborde el modelo territorial e incorpore derechos civiles, la igualdad femenina en la sucesión de la corona, la sociedad digital y nuevas formas que mejoren la participación, la regeneración democrática y la calidad de la política. También entiende que debería tener en cuenta algunas de las reivindicaciones del movimiento del 15M.

En este proceso, De Santiago-Juárez no es partidario de la "vuelta al pasado" que explica podría consistir en dar un "giro" al modelo territorial para lograr una recentralización de competencias, lo que vaciaría de contenido a las comunidades, que en su opinión han sido "demonizadas" durante la crisis, por generar deuda, déficit, duplicidades "casi obscenas" y recortes, lo que unido al desafío soberanista catalán, forman la "combinación perfecta" para que el Gobierno recupere competencias.

Tampoco es partidario de favorecer a los "hijos pródigo", mediante "privilegios" con la idea de caminar hacia un estado federal asimétrico o confederal, que recalca solo traería "desigualdad" y "desequilibrios". Además, entiende que el "mal" denominado estado plurinacional no solucionaría los problemas. Por ello, rechaza poner nuevos "apellidos" al modelo territorial, que asegura es "tan federal como el que más". "Es necesario proceder a perfeccionarlo, actualizarlo y reformarlo para corregir déficits y excesos y mejorar su funcionamiento", expresa.

Asimismo, advierte de la resistencia al cambio, que trataría de frenar los cambios al descubrir que el artículo 155 puede actuar de "airbag de seguridad máxima" ante una amenaza, como un "aviso a navegantes". "Se trataría de convertir la culpa del otro en beneficio del inmovilismo".

También considera que otra excusa para ello podría ser la búsqueda de un respaldo como en 1978, algo que a su juicio no debe "obsesionar", aunque haya que buscarlo, porque reconoce que será "difícil" de alcanzar simplemente los apoyos "imprescindibles".

El vicepresidente del Gobierno autonómico plantea también el recurso de la "papelera de reciclaje", pues recuerda que a lo largo de la historia en España no se han reformado las constituciones, sino que se han sustituido por otras; o del "salto al vacío", que pasaría por cambiar el modelo de Estado o fortalecer la idea "obsesiva" de la autodeterminación de una parte del territorio.

Sin miedo

El vicepresidente de la Junta pide no tener "miedo" a la reforma, que plantea abordar de forma "prudente, generosa y valiente", así como con "ilusión", "mucho sentido común y diálogo" y sin olvidar a las comunidades autónomas. Además, propone dejar el "odio y la ignorancia" en el "trastero" puesto que a su juicio no se puede crear nada nuevo desobedeciendo lo existente.

Finalmente, José Antonio de Santiago-Juárez propone utilizar la reforma como un "diván" en el que resolver las "represiones" que impiden hablar de España y del sentimiento patriótico "sin complejos", así como no identificar la palabra "España" con "Franco" y la dictadura.