Con la llegada del otoño comienzan a hacerse habituales en nuestras calles las churrerías y los puestos de castañas asadas. Son negocios tradicionales que también han sufrido los efectos de la crisis, pero a pesar de ello, sus dueños no pierden el ánimo y vuelven a la carga, en muchos casos, para ayudarnos a hacer más llevadero el frío.