REPORTAJE

Un encuentro inesperado con nuestros ancestros

  • Un grupo de espeleólogos descubría hace ocho años en León los restos de nuestros parientes más cercanos del mesolítico

  • El CSIC ha podido descifrar el genoma completo de un hombre del mesolítico

rtvcyl.es

La mayor parte de los grandes decubrimientos se producen casi por casualidad. Es lo que sucedió hace ocho años en una cueva en Arintero, en León. 

Un grupo de espeleólogos se topaba de forma inesperada con un par de nuestros ancestros. Entraban en una cavidad hasta entonces inexplorada en plena montaña leonesa, entre las localidades de Arintero y La Braña. No podían imaginar que en su interior encontrarían dos esqueletos en perfecto estado de conservación. Y mucho menos que esos huesos supondrían un gran hito científico que permitiría descifrar el ADN del primer europeo moderno.

Los hemos reunido para bajar con ellos a la cueva y recordar ese momento que ha contribuido a conocer un poco más de nuestra historia.

Ataulfo y Wenceslao, asi llamaron a los esqueletos, pueden verse ahora en el Museo de León. Se habían dado las circunstancias idóneas de conservación durante 8.000 años. Tenían la piel morena y ojos azules. Parece mentira que la ciencia haya podido llegar a a esa conclusión viendo lo que queda de ellos. 

No sabemos quienes eran pero se han convertido en una parte de nuestra historia.