SOCIEDAD

Cuando Villaviciosa perdió sus perros

Se cumplen 40 años desde que la pequeña población berciana decidiera cambiar su nombre para rendir homenaje al santo patrón de la localidad, San Miguel Arcángel.

Ical

En pocos días se cumplirán 40 años desde que el pueblo de Villaviciosa de Perros, en el municipio berciano de Folgoso de la Ribera, decidiera cambiar su nombre a Villaviciosa de San Miguel, para rendir homenaje al santo patrón de la localidad. Precisamente el día de San Miguel Arcángel, el 29 de septiembre de 1978, el pueblo celebró una gran fiesta e instaló una placa conmemorativa en la iglesia. Sin embargo, ''después de 40 años seguimos diciendo Perros porque por Perros lo conoce todo el mundo'', explica Carmen Carro, una de las poco más de 30 vecinos que habitan este pequeño enclave situado en el corazón de la Tierra Seca.

''Tú vas al valle y preguntas por Villaviciosa y nadie sabe dónde está'', abunda Charo de Dios, otra vecina que relata que las cartas dirigidas a Villaviciosa de San Miguel acaban llegando bien a Villaviciosa de la Ribera, cerca de la capital provincial, o bien a San Miguel de las Dueñas, en el vecino municipio de Congosto. ''A ningún vecino le molesta el nombre, mis nietos son perrines'', explica Charo, con sorna. La misma que utiliza para explicar que el nombre de Villaviciosa tiene que ver con la fecundidad y fertilidad de la tierra. ''De las siete Villaviciosas que hay en España, todas son muy verdes. La tierra es viciosa y las gentes, también'', apunta con una sonrisa.

''Ardorosa aspiración''

La historia del cambio de nombre arranca en mayo del año 1976, cuando la junta vecinal pone en marcha los trámites, que acaban llegando al Ayuntamiento de Folgoso y a la Diputación Provincial de León, instituciones que emitieron sendos dictámenes favorables. El 21 de abril de 1978, el gobernador civil Luis Cuesta dio su visto bueno a la nueva nomenclatura y la reunión del Consejo de Ministros del 29 de septiembre dio oficialidad a la medida, que se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) menos de dos meses después.

Según los documentos de la época, el nuevo nombre era una ''ardorosa aspiración sentida del vecindario'', que consideraba que el anterior era ''deprimente y proclive a mofa''. ''La historia tiene que ver con el cura de aquel entonces, Arturo. Él empezó a decir que el nombre del pueblo era feo y que se reían de él y fue él quien movió todo el papeleo para cambiar el nombre. Estoy casi segura de que no hubo nadie que se lo pidiera'', corrige Charo, que desmiente así que el cambio se hiciera ''a instancia de la mayoría de los vecinos'', como reflejan los textos.

Al respecto, el concejal de Servicios de Folgoso de la Ribera y responsable de los cuatro pueblos que conforman la Tierra Seca, Gabino Colinas, coincide en señalar que ''si hubiera habido un referéndum habría quedado el mismo nombre''. ''Y hoy volvería a ser el mismo'', añade Colinas, que recuerda que en aquella incipiente Transición ''los curas, el alcalde y el boticario eran las fuerzas vivas del pueblo y mandaban mucho''.

Aún sobre este asunto, Charo recuerda como, en una ocasión, la familia de su marido, originario de la localidad, tuvo que solicitar un certificado de familia en el que constaba que el abuelo, que había ido a vivir a Cuba, había nacido ''en Villaviciosa de San Miguel''. ''Después, no se sabe el porqué, se empezó a llamar Villaviciosa de Perros. O lo otro estaba mal o lo de ahora está mal'', concluye Charo, que lamenta que los documentos custodiados en el Ayuntamiento no dispongan de información ''para llegar más lejos''.

Tampoco hay pistas en Villaviciosa de la presencia del académico Dalmiro de la Válgoma y Díaz-Varela, un militar, abogado e historiador español dedicado a la genealogía y la heráldica y miembro de la Real Academia de la Historia. De la Válgoma, cuyo padre era natural de Villafranca del Bierzo, utilizó sus influencias para solicitar que las autoridades prestasen a la nueva denominación una ''benévola acogida''. ''Que seamos conscientes, aquí no lo conoce nadie, pero seguro que lo conocía Arturo, que además de cura era abogado y le gustaba mucho la historia'', explica Charo.

Ya rebautizado y sin presencia de canes en su nombre, el pueblo celebró una gran fiesta a la que acudieron gentes del cercano Bembibre, que aprovecharon los tractores para desplazarse entre poblaciones, tal y como recuerda Colinas. Según el edil, aquel día hubo un accidente entre uno de esos tractores que ejercía de coche de línea y un coche que bajaba de Bembibre y se empotró en el remolque, poco después del punto de la medianoche.

Otros cambios de nombre

El caso de Villaviciosa de San Miguel no es el único en que una población de Castilla y León quiso desprenderse de su antiguo nombre. Si en la localidad berciana el objetivo fue echar a los perros del topónimo, en la provincia de Salamanca son los cerdos los animales más damnificados por este tipo de medidas. Así, los antiguos Villar del Puerco, Barba del Puerco o Pocilgas pasaron a llamarse Villar de Argañán, Puerto Seguro y Buenavista, respectivamente.

Otras especies como asnos o escarabajos tampoco son bien recibidas como estandartes de una población, tal y como demuestran los cambios de nombre impulsados por el pueblo burgalés de Villanueva de los Asnos, hoy Villanueva del Río Ubierna, o el abulense Escarabajosa, que en la actualidad se llama Santa María del Tiétar.