Los agricultores intentan salvar sus trigos con uñas y dientes. El hongo de la roya amarilla se extiende de manera invisible. Seca la planta e impide que engorde el grano. De no combatirlo a tiempo puede mermar las producciones en un 50 por ciento.
Proteger su cereal les llevará un sobrecoste añadido. Entre 20 y 40 euros por hectárea, depende de cómo prolifere en cada zona.
Por eso los labradores lanzan un dardo a la Administración. Insisten en que hay medidas tradicionales más efectivas, a día de hoy no autorizadas.
Las provincias más afectadas por ahora son Zamora, Burgos y Palencia.