Nos topamos con la historia este singular peñasco en nuestra aventura recorriendo el cauce del río Duero-Douro desde su nacimiento en los picos de Urbión. Le seguimos la pista hasta Covaleda y, aunque nuestro plan de rodaje nos llevó por otra senda, tomamos nota para regresar a descubrir su secreto.

Otra de las muchas sendas que merecen la pena en esta zona es la conocida como 'Ruta de los Puentes'. Nosotros recorrimos a pie sus 15 kilómetros en aproximadamente 2 horas y media. Sigue el camino circular PRC-SO 75 y no te pierdas los seis puentes cargados de historia que cruzan el Duero.

En realidad, la piedra que anda o andadera, como la conocen en la zona, ejerce de mojón, es decir, de punto de referencia para marcar el límite entre los municipios de Molinos de Duero, Salduero y Covaleda. Descansa en perfecto equilibrio sobre un saliente de la propia montaña.  De tal manera que, al ejercer presión sobre cualquiera de sus lados, la piedra se desplaza sin mayor dificultad a pesar de medir más de dos metros de alto y casi cuatro de ancho. Los expertos le atribuyen un volumen que va desde los 10 a los 16 metros cúbicos. O 'más de 10.000 arrobas de peso', como escribió allá por 1912 el farmacéutico y autor del primer libro dedicado a la Historia de Covaleda, De Covaleda y para Covaleda, D. Ángel Terrel Cuevas.

En bicicleta, desde el embalse de La Cuerda del Pozo pasamos por Vinuesa en dirección a Covaleda e hicimos una parada entre Salduero y Molinos de Duero. Dos pueblos que fueron uno hasta que en 1772 Carlos III aprobó la secesión del barrio Molinero.

La leyenda le otorga a esta gran piedra oscilante la capacidad de andar y de esa virtud procede su nombre. Dice, además, que hasta una racha fuerte de viento puede mecerla, pero nadie nos pudo confirmar este detalle. Lo que sí es cierto, es que los niños de las familias con los que nos cruzamos en Covaleda nos aseguraron haberla movido y eso despertó aún más nuestra curiosidad.

Fueron dos familias las que nos recomendaron visitar también la cueva del Tío Melitón, que no se encuentra muy lejos de la famosa piedra. Para llegar a ella, basta con enlazar con la senda PR-SO 77 y guiarse por las marcas blancas y amarillas y por los carteles informativos.

Una vez allí merece la pena empaparse de la historia, a mitad de camino entre la realidad y la ficción, de la vida del Tío Melitón para hacer más amena la caminata. Cuenta la leyenda que la cueva, que también recibe el nombre de Cueva del cubito, le sirvió de refugio a este cabrero modesto que, dotado de una gran fuerza física, una mente despierta y un talante orgulloso, se enfrentó en más de una ocasión a los poderosos de la zona al sentir pisoteados sus derechos. Otras versiones de la misma tradición señalan a Melitón y a su esposa 'la cabrera' como dos bandoleros malintencionados que tenían atemorizados a los habitantes de la zona e incluso le atribuyen a la pareja el asesinato del tío Lerin.

Río abajo, al final de esta ruta, se impone la población de Covaleda a cuyos habitantes se les conoce como bretos, por ser descendientes de una colonia bretona según la leyenda.

El escritor Pío Baroja recorrió en invierno de 1901 la Tierra de Pinares y en Covaleda se apropió del cuento del Tío Melitón para su novela 'El mayorazgo de Labraz', en la que este famoso personaje de la cultura popular protagoniza uno de los capítulos.  

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