XIII Congreso del PSCyL | Perfil de Luis Tudanca

El corazón socialista de una persona normal

Luis Tudanca lleva la política en el ADN y la dedicación al partido casi como un sacerdocio

El secretario general del PSOE en Castilla y León, Luis Tudanca - J. L. Leal / ICAL
L.M.Torres/ ICAL

"Soy una persona normal de Burgos que un día decidió que haciendo política se podían cambiar las cosas para mejorarlas". De este modo se definía a sí mismo Luis Tudanca (Burgos, 1978) para tratar de explicar por qué se metía en medio de la más virulenta guerra interna que dividió al PSOE en la Comunidad, desde aquella que les terminó costando la Presidencia de la Junta en los años 80 del siglo pasado.

Él protagonizó un viaje diferente en un partido acostumbrado a que muchas de sus figuras opten por Madrid en lugar de Valladolid y dejó la capital para enredarse en un terreno hostil para los socialistas desde aquel 1987.

Hijo de funcionarios, burgalés de los de rebeca en agosto y con raíces más que profundas en Quintanilla Escalada, en el valle de Sedano, es un vocacional de la política desde muy pronto, cuando encabezó una asociación de estudiantes progresistas que, con esa normalidad de la que hace gala pero con una determinación y vehemencia característica de su discurso público, planteó una oposición férrea al entonces rector José María Leal que le dio no pocos quebraderos de cabeza.

De la pelea en las aulas a la afiliación a las Juventudes Socialistas sólo hubo un paso y, desde entonces, puede decirse que Tudanca ha tenido dos matrimonios: uno, con Mariela, una leonesa de carácter que conoció en el PSOE con la que ha tenido dos niñas, Julia y Sofía, a las que ha reservado los lunes y el tiempo libre que arranca a su otra pareja, que no es otra que el PSOE de la que se enamoró apenas cumplida la veintena.

Este otro enlace lo ha llevado a ser sucesivamente secretario de Juventudes Socialistas de Burgos, secretario de Organización y secretario general del partido en aquella provincia y, al fin, secretario autonómico. Detrás de esta fulgurante carrera hay muchas horas dedicadas al partido y muchos más kilómetros.

El partido es parte de su vida y allí tiene una parte importante de sus amigos que conserva de esa época preadolescente cuando le cayó la secretaria de Juventudes. A Tudanca le acompañaron en aquella aventura Esther Peña, hoy secretaria provincial; Daniel del Olmo, hoy portavoz municipal, y David Jurado, responsable del grupo en la Diputación en la actualidad. Ellos forman parte del núcleo de confianza del secretario autonómico y suman miles de kilómetros en coche para lograrlo.

Quienes le conocen aseguran que dos acontecimientos de aquella época marcaron -y mucho- el carácter de este Licenciado en Derecho, pero con toda una vida dedicada a la política: las protestas contra la Guerra de Irak y por la gestión del accidente del Prestige. Activo en ambas movilizaciones, se multiplicó para convencer a los cercanos y a los no tanto para que salieran a la calle y se remangó y se presentó en Galicia para retirar el chapapote.

Entre manifa y manifa dicen quienes le conocen que encontraba ratos para tramar con la pandilla algún juego de rol o echar un partidillo de fútbol con los suyos, aunque su barcelonismo de corazón y su pegada no fueron suficientes para ganar la liguilla del Consejo de la Juventud, la única que disputaron.

Ahora, comentan, esa actividad física es poco menos que un lujo asiático en su situación y ha sustituido el deporte por la charla con la pandilla y por una afición a la lectura, especialmente novela e historia, que le viene de lejos y de la que da buena cuenta la Librería El Espolón de la capital burgalesa, donde suele encargar los libros.

La llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a la Presidencia del Gobierno supone una implicación mayor en el partido. Su primer trabajo más o menos estable comienza en 2004 como jefe de gabinete de la entonces subdelegada del Gobierno en la provincia, Berta Tricio; donde permanece cuatro años hasta que la elección de Octavio Granado como secretario de Estado de la Seguridad Social en 2008 le lleva a entrar en el Congreso.

Ya entonces marcó impronta de persona normal y las crónicas parlamentarias de aquel día destacaron que prometió el cargo sin corbata. Poco después el ministro de Industria, Miguel Sebastián, abría la polémica sobre si acudir a la Cámara sin esa prenda atentaba o no contra el decoro.

Mientras tanto, continuaba la carrera en el partido, donde en 2012 es elegido secretario del partido en Burgos, en perfecta sintonía con el entonces líder autonómico Óscar López. Sin embargo, ante el profundo enfrentamiento que vive el partido en 2014 a causa de la lucha por el liderazgo entre el diputado por Segovia y el palentino Julio Villarrubia, es el primer barón provincial en plantear una tercera vía para superarla.

Abogó por que esa persona fuera Soraya Rodríguez, por la división de los secretarios provincial partidarios de López terminó por llevarlo a él a la dirección autonómica. Quienes están más cercanos están a él explican que su elección por el resto de dirigentes fue más un descarte -otros nombres que se pusieron sobre la mesa despertaban recelos- que una apuesta efectiva. "Había una idea que les unía que era el rechazo a Villarrubia, pero no tenían un proyecto ni sabían qué hacer con la organización", comentan. Quizá por eso no tuvo un primer mandato tranquilo.

Apenas pasadas las elecciones autonómicas de 2015, los mismos barones que le habían aupado conspiraban abiertamente contra él como una pieza a cobrarse al día siguiente de que cayera Pedro Sánchez. Sin embargo, su lealtad hacia él -que por motivos institucionales tuvo que esconder en el proceso nacional de primarias- lo ha consolidado como líder autonómico sin oposición visible y se dispone a completar un congreso para construir, por primera vez, un equipo de personas de su confianza que, consideran, están frente a una oportunidad histórica. "La juventud no es un valor en sí misma, pero se debe dar una oportunidad para que esta generación haga lo que hizo Felipe González, en 1982". Ése es su credo y con él quiere presentarse ante el electorado.