CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Castilla y León abre la carrera espacial de España para investigar si hay vida en Marte

  • Es la primera vez en la historia que un grupo español, un equipo de la Universidad de Valladolid, lidera una misión de este tipo que lideran la Agencia Espacial Europea y la rusa, Roscosmos

rtvcyl.es

Buscar vida en el planeta rojo. Éste es el objetivo que coordina desde Castilla y León  el profesor Fernando Rull de la Universidad de Valladolid. El equipo se afana en desarrollar uno de los tres instrumentos esenciales para la ExoMars, una misión que quiere marcar un hito en la Historia de la Humanidad, con el respaldo de la Agencia Europea del Espacio (European Space Agency -ESA-) y la agencia rusa, Roscosmos.

La misión tiene su horizonte en 2018, cuatro años de espera que en términos espaciales "no es nada" y que obligan a trabajar a contrarreloj a este equipo que quiere marcar un antes y un después en la historia espacial española.

De momento, fue el elegido entre más de 150 grupos internacionales para desarrollar el Raman Laser Spectromete, que volará a bordo de un vehículo robotizado que aterrizará en Marte y analizará las muestras que se recojan. Además de detectar posibles signos de vida, también persiguen contribuir a la caracterización de minerales relacionados con la actividad del agua en Marte.

Rull resume en tres puntos el valor de la misión: "Va a ser la primera vez en la historia que esta técnica estereoscópica llegue al espacio. También, es la primera vez que España lidera y juega un papel esencial para una misión a Marte y, encima, es una misión que lleva el objetivo de buscar signos de vida. Si se encontrara algún signo biológico pasado o presente estaríamos ante el mayor descubrimiento en la historia: No estamos solos".

La ExoMars forma parte del Programa Aurora que la ESA lanzó con el arranque del milenio, en el año 2000, para posicionarse y desarrollar investigación avanzada en el sistema solar. El instrumento Raman es uno de los tres esenciales que viajarán dentro del vehículo robotizado. Se basa en una técnica espectroscópica que consiste en iluminar con un láser la materia. De la luz que remite la materia, una ínfima fracción contiene información atómico molecular del material que se ilumina, datos que analizará el instrumento. A diferencia de otras misiones anteriores, la novedad de ésta es que se podrá acceder a materiales hasta a dos metros de profundidad cuando hasta ahora, incluida la actual MSL, sólo se han podido recoger muestras de la superficie o a escasos centímetros.

Consorcio internacional

En siete años de trabajo, la investigación ha recibido cerca de diez millones de inversión sólo a través de distintas líneas del Gobierno central, lo que pone de relieve su calado. No en vano, el equipo de Rull, integrado en la Unidad Asociada Uva-Csic, dependiente del Centro de Astrobiología del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), lidera el consorcio internacional en el que trabajan cerca de 60 físicos, científicos e ingenieros de Francia (se ocupa de la parte electrónica); Inglaterra (del detector) y Alemania (se encarga de las conexiones con fibra óptica).

Castilla y León, además de la dirección y coordinación de todo el proyecto, se encarga de las partes claves del Raman y será donde se integre y ponga a punto el modelo. La responsabilidad técnica está asociada al INTA y las actividades de ciencia, a la UVa, bajo la coordinación del profesor Jesús Medina, desde el parque de Boecillo. A ello se suma la elaboración de toda la documentación y la ciencia de soporte, "porque no se puede ir de misión a Marte sin un buen plan", bromea Rull.

Primera entrega, en septiembre

Estos días, en la sede de la unidad asociada de la Universidad de Valladolid-CSIC del Centro de Astrobiología, ubicada en el Parque Tecnológico de Boecillo, se trabaja "con mucho estrés y mucha exigencia" para tener listos en septiembre los modelos técnico y mecánico del Raman, para demostrar que el instrumento es capaz de soportar exigencias técnicas y mecánicas muy severas, tales como altas temperaturas y vibraciones mecánicas. Es un hito que dará paso, en 2016, a la entrega del modelo de calificación, muy parecido al de vuelo.

"Ahora, queda trabajo y responsabilidad. Tenemos muchos retos, hemos pasado muchas etapas, pero aún tenemos que trabajar muy duro y ya no resta tiempo", explica Rull, granadino formado en la UVa y al que su empeño por conocer cada vez más el espacio (se ha formado también en Montpellier, Bradford, Copenhage, Nancy, Sofia, París y Londres) le han borrado el acento andaluz. Reconoce que pasar el corte de selección fue complicado, pero también mantenerse en la investigación es "extremadamente difícil". "En cualquier momento, si tu tecnología falla, te caes. Hay otros países y laboratorios que quieren entrar, y siempre hay alternativa".

Punto y seguido

El lanzamiento del vehículo pondrá un punto y seguido en el trabajo del equipo. Parte de su trabajo es desarrollar las herramientas con las que se analizarán los datos que enviará el instrumento a la tierra, analizarlos y sacar conclusiones, todo enfocado a descubrir nuevos secretos del planeta rojo. "La misión no sólo consiste en llegar, en que aterrice o amartice el vehículo. Allí tendrá que ponerse en operación, recorrer la superficie, sacar muestras y analizarlas", insiste Rull, quien recalca que esta tarea es "tan dura, como apasionante".