El caudal del Ebro a su paso por Miranda de Ebro (Burgos) ha bajado de forma considerable tras alcanzar durante el sábado una de las cotas más altas que se recuerdan en la ciudad (6,97 metros). El temor de la jornada del sábado ha dado lugar a una intensa mañana de domingo en la que vecinos y propietarios de negocios afectados hacen balance de los destrozos causados por la fuerza del agua. El lodo cubre calles enteras y anega bajos de casas, garajes y locales. La tarea se vislumbra complicada para quienes se echan las manos a la cabeza.
Pilar Gabarri lleva desde las nueve de la mañana quitando el lodo de su casa. Para ella y los suyos lo de menos es el lodo porque el susto 'gordo' se lo llevó ayer. En una vivienda anexa a la suya, situada en la calle San Nicolás, muy cerca del río, los bomberos tuvieron que rescatar ayer a sus padres por una ventana porque el agua ya 'les llegaba al cuello'. 'Mira, ni sé las veces que llamamos a los bomberos para decirles que vinieran a buscarles, que eran personas mayores y no podían salir de sus casas. Al final vinieron y les rescataron por la ventana. Estaban asustados', explicó en declaraciones a la Agencia Ical esta vecina mirandesa.
Andrés, de 78 años, es el padre de Pilar. Tras el susto de ayer, 'tampoco mucho porque ya nos ha pasado unas cuantas veces eso de que el agua nos pille en casa', hoy intentaba entrar en su casa. 'Estamos mi mujer y yo donde mi hija porque nuestra casa estará llena de barro', lamentó el anciano. Su hija asentía con la cabeza. 'Tiene que estar toda la planta baja muy mal. Tienen abajo el baño y la cocina y ya será todo barro', afirmó.
Tras hacer fuerza con la llave, Andrés consiguió este mediodía entrar en su vivienda. De un primer vistazo vio que 'aquello era una ruina'. 'Somos pobres, de la zona más humilde pero esto no se lo merece nadie. A ver quién nos arregla ahora esto', se lamentó Pilar. Con ella su hijo, en paro, como la mayor parte de los vecinos que viven en esta zona de Miranda, la más afectada por el temporal.
Dos días sin luz
Decenas de viviendas de la calle San Nicolás llevan dos días sin luz corriente. Un hecho que ha enfadado a muchos vecinos del barrio más humilde de la ciudad burgalesa. 'Teníamos las neveras llenas porque acabábamos de cobrar y habíamos hecho compra para las próximas semanas. Ahora yo no me fio que Iberdrola me vaya a dar un duro de todo lo que vamos a perder', lamentó una vecina afectada.
Buena parte de las casas del barrio se quedaron sin luz en la noche del viernes al sábado cuando 'pensamos que llegaba lo peor'. 'Realmente sí que pasamos miedo pero es que esto pasa en este barrio un año sí y otro también y aquí nadie hace nada. Mira quiénes estamos hoy limpiando. Los de siempre. Aquí no viene nadie a ayudarnos', lamentó otra vecina.
Locales y negocios
El agua que se desbordó ayer sábado en Miranda cubrió una de las calles más transitadas de Miranda de Ebro, la Ronda del Ferrocarril. Los destrozos en los negocios y locales de esta zona eran hoy más que visibles. Farmacias anegadas, garajes repletos de agua y bares y restaurantes cerrados al público.
Monsterrat, dueña de una panadería, relató que 'desde que llegó el agua ayer nadie les había ayudado'. 'Ni el alcalde ha venido y eso que vive aquí al lado', precisó. Junto a varios familiares, la dueña de esta panadería se encontraba limpiando su negocio. 'Ni sé las horas que llevamos. Esto es irreparable. Hay máquinas que se van directamente a la basura'.
Junto a la panadería, una farmacia se encontraba también anegada por el lodo. En la calle, decenas de productos de parafarmacia apilados a la espera de que llegase un contenedor. 'Hemos tirado muchas, muchas cosas, ni sabría decirte. Esto es una ruina', destacó la dueña de la farmacia.
Los Bomberos de Miranda de Ebro trabajan desde la noche del viernes sin descanso. Fuentes consultadas por Ical han confirmado que cuentan con refuerzos para poder atender todas las peticiones de particulares que van llegando. Por el momento, el Ayuntamiento de Miranda de Ebro no ha hecho balance de los daños causas por las inundaciones aunque se prevé que éste sea elevado.