El 7% de la población infantil es alérgica a algún tipo de alimento. También hay niños con alergias ambientales: al polen, al pelo de lo caballos... Circunstancias que no deben impedir que los chavales disfruten del verano al aire libre o fuera de sus casas, en campamentos, por ejemplo. Para tranquilidad de los padres existe un riguroso protocolo para atender a niños alérgicos que los monitores de Castilla y León conocen al dedillo.

En los campamentos de verano, monitores y cocineras conocen cada una de las alergias alimentarias. 

Son expertos en entretener a los chavales, pero también lo son en cuestiones alérgicas. Los niños llevan sus medicamentos y los monitores tienen que conocer cómo se administran y cuál es la dosis correcta.

Saber reaccionar a tiempo es vital. Los alergólogos recomiendan saber utilizar los autoinoculadores. Llevan adrenalina. Pueden evitar la muerte en el caso de que un niño alérgico tenga un shock.

El objetivo es que los padres estén tranquilos y los niños disfruten.