El chico que viene por el centro, camina firme, orgulloso, es impaciente, posiblemente tenga un título académico pero para muchos creadores de etiquetas, es también un malcriado y consentido.
Los que tengan entre 20 y 30 años también tienen una buena dosis de narcisimo. Pero son incorformistas por naturaleza. Como Mireia y Pablo.
Pegados a las redes sociales, denuncian, crean y muestran al mundo su ADN de millenial.
Pero cuidado con confundirlos con los NI-NIS. Tanto les lleva a actuar que incluso han creado formas de protesta nunca vistas antes. El nuevo milenio les alumbró el camino, tendremos que esperar un tiempo para saber si esta generación pasará a la historia por haber logrardo los cambios con los que sueñan.