La inmensa mayoría de los 44 artesanos que hay en Alimentaria Castilla y León, conocen mejor las ferias de toda la vida, las de la calle, donde un consumidor puede comprar directamente. Aquí la cosa es diferente, y se esfuerzan duro en convencer a los distribuidores.
Aquí no venden directamente, aunque también podrían firmar un contrato en estos mostradores pero no es lo habitual. El premio suele llegar unos días después o incluso meses.
Pagan unos 160 euros por tener este stand durante los tres días, además hay que sumar los gastos de manutención y hospedaje en Valladolid, pero insisten. Si no les fuese rentable no vendrían.
Aunque parezca paradójico, un artesano viene a encerrarse en estos cuadrículos durante 3 días para que sus productos viajen cuanto más lejos y más sitios mejor.