TRIBUNALES

El TS confirma 32 años de cárcel para el hombre que mató y arrojó a un pozo en San Vicente de la Cabeza, Zamora, a su pareja y la hija de ésta

La Sala de lo Penal desestima los recursos de la acusación particular contra la rebaja de la pena inicial de 37 años que impuso la Audiencia.

Ical

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo confirmó la pena de 32 años  y medio de prisión impuesta a un hombre por matar a su pareja sentimental y a la hija de ésta, de 9 años de edad, y por ocultar los cadáveres en un pozo de San Vicente de la Cabeza (Zamora). 

La Sala desestima los recursos de casación interpuestos por la familia de las víctimas,  que ejercían la acusación particular, contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que impuso al acusado la citada pena por un delito de homicidio y otro de asesinato, con la concurrencia de la atenuante de confesión y la agravante de parentesco, rebajando la pena de 37 años de prisión que le había impuesto un tribunal del jurado de la Audiencia Provincial de Madrid.

Los hechos ocurrieron el 29 de junio de 2014 en una vivienda de la calle Sancho Panza de Madrid donde vivían las víctimas los fines de semana y en vacaciones. El condenado cogió por el cuello a su pareja y la asfixió hasta provocarle la muerte. La niña oyó ruidos y se acercó a la habitación donde encontró a su madre sin sentido. Al percatarse de su presencia, el acusado mató a la menor.

Al día siguiente, trasladó los cadáveres en su coche hasta San Vicente de la Cabeza (Zamora), donde sus padres tenían algunas tierras, además de una vivienda. Una vez allí, arrojó los cadáveres a un pozo en desuso, difícilmente visible y apartado de las vías principales, según los hechos probados. 

Cinco meses más tarde, el 24 de noviembre de 2014, el acusado, que había declarado como testigo ante la policía que desconocía el paradero de su pareja y de la hija de ésta, fue detenido y reconoció las había matado y que había arrojado sus cadáveres a una alcantarilla en la Dehesa de la Villa (Madrid).

Los cadáveres no fueron localizados en el lugar indicado por el acusado, que fue trasladado a San Vicente de la Cabeza (Zamora), donde confesó que había arrojado los cuerpos al pozo en el que, finalmente, fueron encontrados.