FÚTBOL | COPA DEL REY

Adiós al sueño copero

El Mirandés no pudo ser ante un Anduva repleto arengando a unos rojillos entregados

Mirandés - rtvcyl.es

No pudo ser. El sueño de la Copa llegó hasta cuartos de final, frente a un Sevilla F.C. de Primera División que vino a arrasar Anduva. Aún con todo, los rojillos pelearon con casta, ganas y mucha, MUCHA, fuerza hasta el último segundo. Victoriosos o no, igualmente son indiscutibles héroes. Lo han demostrado.

El partido arrancaba muy mal para los intereses de los locales. Los sevillistas, y sobre todo su entrenador, seguro habían estudiado el encuentro previo entre ambos conjuntos en el Pizjuán, por lo que salieron desde el segundo uno a arrebatarle el control del esférico a los de Carlos Terrazas. Lo consiguieron, pero además una falta más que dudosa en el área terminó por marcar una eliminatoria que, si ya de por sí se antojaba complicada, más aún con la transformación de Iborra desde los once metros. El 0-1 se antojaba cuesta arriba con la renta que traían los visitantes de Sevilla, y los rojillos sufrían mucho sobre el tapete en el que tanto fútbol han desplegado esta temporada ante un equipo que jugaba a tener más posesión que ellos. Y sin balón es como sufren. Konoplyanka continuaba con el particular asedio al que estaban sometiendo a los rojillos con una volea en el segundo palo que se marchaba alta. El guardameta Raúl, sí iba a tener que intervenir sin embargo unos minutos más tarde, en el 21, para lucirse con un paradón tapando nuevamente todos los espacios posibles –todo un especialista en esto-. Abdón daba la réplica con un golpe seco de libre directo para los locales que no se amedrentaban pese a las dificultades. Y el propio Alain, recién llegado a la disciplina de Miranda de Ebro y titular en su primer encuentro, ponían un centro medido desde la izquierda a diez minutos del descanso. No hubo tiempo para más y la renta de un gol con la que los sevillistas se iban a vestuarios se planteaba casi imposible para unos mirandeses que, pese a ello, no iban a dejar de intentarlo jamás.

Se reanudaba el fútbol en un estadio a reventar, que no cesó sus cánticos hasta el pitido final del árbitro, después del cual aún aguantaron para arropar a los suyos. Los suyos, esos jugadores que sudaban la camiseta para tratar de doblegar a un Sevilla muy vertical en la noche de hoy y que no bajaba tampoco el pistón. Carlos Terrazas daba entrada a Provencio, Néstor y Álex García con lo que el equipo mejoró en la parcela ofensiva. Un Álex García pegadito a la línea de cal protagonizó un par de internadas peligrosas por banda izquierda que, sobre todo una, a punto estuvo de acabar en el fondo de las mallas. El disparo se marchó algo desviado. Abdón también lo intentó con un disparo de zurda lejano, pero ahí estaba David Soria para atajar. Y a partir de aquí los visitantes apretaron viendo el peligro que llevaban los rojillos a la línea de tres cuartos. Salía Llorente y daba un peso en ataque para los de Emery a la hora de jugar de espaldas y guardar balones arriba para los suyos. Después descargaban en banda y así precisamente llegaría el segundo gol, con una pelota que llegó servida a las botas de Juan Muñoz que solo tuvo que empujar de interior. La gesta era ya imposible, pero la afición reconocía el trabajo de los suyos con cánticos de apoyo que no hacían sino espolear a los locales. Tampoco con este dos cero en el minuto 70 iban a dejar de empujar. Néstor llegaba a rozar lo que hubiese sido la recompensa a un trabajazo de 180 minutos, pero su cabezazo se encontraba con la madera.  Y la crueldad le daba el tercer gol a los sevillistas –obra de Coke tras un cabezazo que se colaba por el segundo palo- para finalizar el partido, de nuevo en el descuento.

El domingo Anduva espera a un C.A. Osasuna en la Liga para seguir soñando con los suyos en el campeonato regular. El fútbol, la calidad y el esfuerzo de estos chicos está asegurado.