CASA CUARTEL DE BURGOS

Cinco años del último atentado de ETA en Castilla y León

  • Tres etarras fueron condenados a 3.860 años de cárcel y a pagar 10,8 millones a las víctimas

L. Sierra/ ICAL

La Casa Cuartel de Burgos se despierta este martes, 29 de julio de 2014, con un agrio recuerdo. Hace cinco años la fuerte explosión de una furgoneta bomba, modelo Mercedes Vito de color blanco, despertó a las cuatro de la madrugada a las familias que dormían en la casa cuartel. La banda terrorista ETA había elegido a Burgos para cometer el que pudo ser uno se sus atentados más sangrientos y del que, por fortuna, no hubo que lamentar víctimas personales. Fue el último atentado en Castilla y León.

Un lustro después de que la Comunidad despertara antes de tiempo y sobresaltada, los ciudadanos de Burgos siguen recordando aquel momento. Pasada media década del suceso, las víctimas intentan recobrar sus vidas en las nuevas instalaciones-inauguradas en 2012- pese que las secuelas físicas y psíquicas siguen presentes en muchas de las víctimas.

Por su parte, los autores del atentado terrorista- los etarras Daniel Pastor, Íñigo Zapirain y Beatriz Etxebarría, cumplen una condena de 3.680 años decretada el pasado mes de diciembre por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Una condena histórica que obliga a pagar a las víctimas del atentado la cantidad de 10,8 millones de euros.

Aquella madrugada de julio

El último atentado de ETA en Castilla y León se produjo a las 4.00 horas del 29 de julio de 2009 en las traseras de la casa cuartel de la Guardia Civil de Burgos causando un total de 65 heridos leves y obligando a desalojar a cerca de 120 personas, de ellos 41 niños, que dormían esa noche en los pisos afectados.

Un vehículo que llevaba placas de matrícula españolas correspondientes al vehículo de un vecino de una localidad de Burgos, estacionado poco después de las 14 horas explosionó de madrugada cargado con unos 200 kilos de amonal. La furgoneta estaba situada en la parte trasera de la instalación de la Benemérita, en un lateral de la calle Jerez en una zona sin urbanizar.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, explicaba horas después en la capital burgalesa que ETA había intentado cometer “un gran atentado fallido, que buscaba víctimas mortales que por suerte no había causado”. “Hoy sabemos que los integrantes de la banda son asesinos, salvajes y enloquecidos”, aseguraba  ante los medios.

La presencia de Rubalcaba no fue la única. Toda la clase política quiso expresar “su dolor”. Junto al ministro, el alcalde de la ciudad, Juan Carlos Aparicio; el consejero de Interior y Justicia de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco; y la lehendakari en funciones y consejera de Educación del Gobierno vasco, Isabel Celaá, acompañados del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, condenaron el atentado.

Precisamente, este último aseguraba que “la sociedad democrática estaba unida en torno a las víctimas y a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado” y destacaba que “esas bestias, bárbaros y viles no podrán con nosotros aunque han pretendido hacer mucho daño”.

Las heridas

Las heridas del atentado no se han cerrado cinco años después ya que muchas de las víctimas siguen sin poder conciliar el sueño o demandan tratamiento psicológico desde aquella madrugada. Al menos 37 personas resultaron heridas leves con cortes y contusiones. Algunas personas sufrieron cortes en la cara o dolencias que les han restado capacidad auditiva.

Fueron más de 60 las llamadas que atendió aquel 29 de julio el Servicio de Emergencias del 112 avisando de una explosión registrada en los alrededores de la avenida de Cantabria, junto al cuartel de la Guardia Civil, en Burgos capital, sin que los alertantes tuvieran constancia de que había personas heridas o intoxicadas por humo.

Nueva casa, nueva vida

Pocos meses después de la tragedia se iniciaron las obras de remodelación de la casa cuartel de Burgos. La demolición parcial del inmueble, el reforzamiento de su estructura y la rehabilitación del mismo, tuvieron un coste total de 14,7 millones de euros sufragados íntegramente por el Ministerio del Interior, a través de la tramitación por procedimiento de emergencia.

Fue el ministro del Interior, Jorge Fernández, el encargado de inaugurar las nuevas dependencias el 30 de mayo de 2012 con presencia de los guardia civiles afectados y sus familias. Junto a ellos presentó unas remozadas dependencias que constan de un edificio principal de catorce plantas de altura y dos plantas sótano dedicadas a garaje con capacidad para 61 vehículos.

La plantilla actual de la Comandancia de Burgos es de 872 efectivos, encuadrados en las especialidades de Seguridad Ciudadana, Policía Judicial, Información, Seprona, Intervención de Armas, Destacamento de Tráfico y otros servicios de apoyo.