La voluntaria abulense Sara Escudero ya está en Ávila después de pasar la Navidad en Filipinas. Allí ha estado durante un mes trabajando en el abastecimiento de agua potable a la zona. Ha vuelto como se fue: con una sonrisa en la boca.

En su despacho de Cruz Roja trabaja como si nada hubiera pasado, pero en su retina guarda muchas instantáneas de Filipinas donde aterrizó con su sonrisa y se encontró la misma respuesta.

Partió hace un mes y allí se encontró con un terreno devastado en una franja de 50 kilómetros, donde las labores de abastecimiento de agua eran primordiales. La historia de su viaje la protagonizó Sand, un voluntario filipino que perdió a su hermano de 18 años con el tifón.

Momentos vividos junto a niños que, ya de vuelta a Ávila, comparte con los suyos para los que se ha convertido en la gran heroína. Es la historia de una voluntaria que si algo repite ya de nuevo en casa es que todavía todos podemos seguir ayudando, sin necesidad de volar tan lejos.