Se la conoce como la Catedral de la arquitectura rupestre. Este templo está excavado en la pura roca. Lo que se esconde en su interior es verdaderamente sorprendente.
Cuenta la historia que fueron los propios monjes mozárabes los que empezaron a picar en el interior del cerro en el siglo séptimo. Con fuerza y tesón, lograron tallar en el interior de la roca columnas de una sola pieza. Un auténtico trabajo de artesano.
Otro de los encantos de este templo son estas formaciones a las que los monjes han dado diferentes usos.
Conocida y reconocida por los turistas, ahora la Guía Repsol la propone para ser el mejor rincón de 2015. Todavía se puede votar.