REPORTAJE | educación

Waldorf: pedagogía educativa para ser, no para tener

  • El método educativo Waldorf, nacido hace 95 años en una tabacalera alemana, persigue despertar emociones y sentimientos entre los alumnos y dar vía libre a la imaginación.

Sistema educativo Waldorf, en la Escuela Puente Azul - Dos Santos / ICAL
Ical

Proveer al niño de herramientas emocionales y despertar la capacidad individual de cada uno, porque lo más importante no son los contenidos, sino los sentimientos. Todo ello sin libros de texto, con paredes de colores acogedores que incitan al aprendizaje, como el salmón y el naranja, con la utilización del ritmo y la música para asimilar conocimientos y con la idea de "educar para ser, no para tener".

Esta es la base de la pedagogía Waldorf, un método educativo con 95 años de historia creado para los hijos de los trabajadores de una fábrica de tabaco en Stuttgart en 1919 y que "contempla al ser humano de una forma más global, desde su parte intelectual, a la física, emocional y psíquica".

Así lo define Thurit Armbruster, directora de la Escuela Puente Azul de Valladolid, la única en Castilla y León que imparte este tipo de educación con dos tutores y varios profesores especialistas para asignaturas como Educación Física e Inglés, entre otras.

De momento, una veintena de niños de Primaria y medio centenar en Infantil integran las aulas en estos primeros días del curso en esta escuela de la ciudad del Pisuerga. El método busca incitar la "voluntad" del alumno en edad infantil, debido "a su continuo interés, ser en movimiento, potenciando los ritmos, las imitaciones y las herramientas que cada uno tiene". "Ello activa la voluntad del niño", destaca Armbruster.

Por ello, son importantes los gestos de las "personas de referencia", tanto maestros como padres, a los que los más pequeños intentan imitar continuamente. En este sentido, cobra un peso relevante la "coherencia" entre los hechos de casa y de las clases. Así, la inscripción en el centro es un "esfuerzo", no sólo económico por su carácter privado, sino también con otro tipo de recomendaciones para el hogar. "Queremos que el niño no tenga ninguna relación con la televisión, para que luego el juego sea verdadero y libre y no traigan conceptos preconcebidos", manifiesta.

Como ejemplo, asegura que lo bonito es ver cómo un grupo de niños construye una cabaña y juega a su alrededor imitando una vivienda. "Si un niño ha visto el día antes la película de Peter Pan", relata, "intentará imponer el juego, las vestimentas y los personajes y no dejará vía libre a su imaginación. Por eso, apelamos a la conciencia de que nada de televisión y a los padres les pedimos ese compromiso", asevera.

Ya en Primaria, los niños trabajan "el sentir". "Todo lo que los niños desarrollan intelectualmente tiene que ser trabajado, vivenciado con anterioridad. Pero además, los profesores lo hacen de una manera bella para despertar el sentir y que entienden una letra y un número", comenta.

¿Cómo se aplica Waldorf?

La pregunta es, ¿cómo se aplica toda esta teoría en las aulas? Thurit Armbruster lo tiene claro. "Hay que desarrollar al ser humano de forma global. Nosotros no llegamos con un libro, que lo abran por la página 3, soltamos la lección y que hagan los ejercicios. Primero, esperamos a los niños en la puerta, les saludamos, les preguntamos cómo les va todo, para que se sientan importantes, acogidos, vistos por su maestro.

Y es que, si ellos tienen problemas y están preocupados o enfadados, ¿qué les importa lo que el profesor explique? Les tendemos un puente para trabajar la emocionalidad", explica detalladamente la directora, quien incide en la relevancia que para la pedagogía Waldorf tiene el concepto 'saludar': "salud dar".

El método, que llegó por primera vez a España en 1979 a un colegio de Las Rozas (Madrid) y ahora ya está extendido, también intenta corregir los aspectos malintencionados del alumno mediante la "belleza". Esto es, que si un niño ensucia algo o comete un daño, "se le pide que lo limpie o lo arregle, porque los límites son signos de amor, para que se den cuenta de lo que ha sucedido".

Una vez en las aulas y tras los saludos diarios a los profesores, a los que nombran con el 'don' por delante, los alumnos crean un corro y trabajan los conocimientos a través del ritmo, "lo que ayuda a activarlos y a desarrollarse socialmente con otros compañeros y anímicamente". En realidad, es similar a cuando los estudiantes de hace varias décadas aprendían cantando la tabla de multiplicar o ciertos poemas.

Ya en los pupitres, llama la atención la ausencia de libros de texto. "No los necesitamos. Para el contenido, el profesor se prepara las clases y luego se deja vía libre a la imaginación del alumno para que refleje sus conocimientos en el cuaderno. Eso le servirá como libro", indica Armbruster.

"Nada competitiva"

La pedagogía Waldorf nació en una Europa donde se buscaban nuevas orientaciones sociales. Dentro de esta corriente, Emil Molt, director de la fábrica de cigarrillos Waldorf-Astoria en Stuttgart (Alemania), se dirigió a Rudolf Steiner, fundador del movimiento antroposófico, y le pidió que le ayudara en la construcción de una escuela para los hijos de los obreros de su factoría. Seis meses más tarde, en 1919, se abrieron las puertas de la primera escuela Waldorf en el mundo.

A diferencia de otras, recalca Thurit Armbruster, este método "no es competitivo, sino colaborativo, valores contrarios a los que muchas veces marca la sociedad". Lo dice segura de que la educación "está sufriendo hoy en día y la infancia también". "No hay mucho tiempo para jugar, hay mucha presión en los alumnos, complicaciones para intentar ir por delante, aspectos diferentes a lo que busca Waldorf", subraya.

En el período de entreguerras se abrieron otras escuelas en Alemania, Suiza, Gran Bretaña, Holanda, Francia, Yugoslavia y Estados Unidos. Sin embargo, con el advenimiento del nacional socialismo, algunas tuvieron que cerrar porque el gobierno alemán consideró intolerable el énfasis que imprimían a la individualidad del niño.

Este sistema educativo está integrado en el marco de las Escuelas Asociadas de la Unesco y es el movimiento educativo más importante del mundo en número de estudiantes, según propugna la propia pedagogía. "El método no es cerrado, está vivo, porque el fundamento no cambia y la fuerza de cada niño es diferente", relata. No es pues, a su juicio, una cuestión en período de experimentación, ya que durante este tiempo se ha situado en más de 60 países de todos los continentes y en 2000 centros educativos.