INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO

Investigadores de la Usal logran mejorar el movimiento y olfato de ratones con células madre, un nuevo avance en Alzheimer y Parkinson

El equipo trabaja en conocer por qué un número tan bajo de células genera tanta mejoría.

Ical

El equipo de investigadores de la Universidad de Salamanca dirigido por el catedrático José Ramón Alonso ha logrado mejorar el movimiento y el olfato de ratones por medio del trasplante de células madre, lo que supone un nuevo avance en la investigación para el  tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.

El director del laboratorio 'Plasticidad Neuronal y Neurorreparación' del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) explicó que en la fase experimental se utilizaron animales con un problema genético afectados por una neurodegeneración que les hacía quedarse paralíticos y empezar a tambalearse a los pocos días de nacer, informó la Usal.

Para evaluar la eficacia de las nuevas células en su cerebro, procedentes de la médula ósea de un donante, se diseñó un protocolo de medida utilizando un aparato con una barra que va girando cada vez más deprisa en la que los ratones deben adaptarse al movimiento y, si no lo logran, se caen.

Abajo se instalaron cinco cronómetros para medir exactamente qué tal funcionan. ''De forma muy llamativa, vimos que mejoraban sensiblemente, con alta significación estadística; había una mejora motora muy importante'', explica el investigador de la Usal en el comunicado.

Patente de un olfatómetro

Con un segundo grupo, se quiso dar respuesta a los problemas sensoriales que también están detrás del daño cerebral. ''Tenemos muchas enfermedades en las que el problema no es motor, sino que pierdes la vista, el oído o el olfato, que es precisamente el sentido más importante de los ratones, y un campo en el que nosotros hemos trabajado siempre'', aclara José Ramón Alonso.

Así, los investigadores no solo lograron demostrar que también ''había una mejora sensorial importante en los animales'', sino que para ello diseñaron un nuevo aparato, un olfatómetro que tratarán de patentar "ahora, porque puede ser una entrada económica relevante para la Universidad de Salamanca''.

Se trata de un sistema de tubos y válvulas que libera cierta cantidad de aroma y, mediante la conexión a un ordenador, mide la respuesta cerebral a los olores. ''Animamos al ratón a que colabore dándole un premio cuando lo hace bien y realmente los resultados son muy buenos'', apunta Alonso.

Futuro de la investigación

Tras los "impactantes" resultados logrados por el equipo de Alonso, que llamó la atención a nivel internacional a través de congresos y revistas científicas, ahora el grupo de investigadores intenta descubrir "por qué un número tan bajo de células, de 20, 40 o 60 en algunos casos, provocan tanta mejoría funcional".

También están estudiando posibilidades para que el número de células aumente haciendo más permeable la barrera hematoencefálica. ''Cuando hay una inflamación es más permeable y en algún experimento ya hemos logrado que el número de células que entran se multiplique por diez, pero estamos explorando otros caminos'', comenta el biólogo de la Usal.

Además, están perfeccionando la inclusión de las células, pasando del modo intraperitoneal a la inyección intravenosa y estudiando otros caminos, por ejemplo, a través de epitelio olfatorio. Con todo, el catedrático de la Usal asegura que realmente ''hemos logrado unos resultados muy atractivos, pero con muchas líneas de investigación abiertas para afianzar los resultados, y muchas variables''.

Investigación en autismo

Una de estas investigaciones paralelas ha tenido también sus frutos, muy alentadores, para las personas con Trastorno de Espectro Autista (TEA), ya que uno de los hallazgos más llamativos de las pocas autopsias que se realizan en este campo refleja que con esta enfermedad, se pierden células de Purkinje. Las personas con autismo tienen hasta un 40 por ciento menos de estas neuronas, muy relacionadas con las emociones y el movimiento.

''Nosotros estamos consiguiendo, en un animal que pierde estas células, que no mueran, lo que está suscitando mucho interés, porque cada vez hay más conciencia de que el autismo es un problema neurobiológico, y estamos más cerca de tener ese biomarcador que hemos perseguido siempre'', aclara Alonso.

Las células madre que han implantado en los animales de este laboratorio lograron llegar a las de Purkinje y se fusionaron como dos pompas de jabón, impidiendo la muerte de la célula. ''Si su destino era desparecer, no desaparecen. Si el desarrollo del autismo finalmente tiene que ver con estas células que se pierden, nosotros lo podemos evitar en el laboratorio, pero se necesita mucha investigación previa antes de llegar a la clínica porque tenemos que estar seguros de tener el mejor procedimiento'', señala Alonso.

Colaboración internacional y formación

El grupo 'Plasticidad Neuronal y Neurorreparación' del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) está formado por tres biólogos y seis doctorandos y mantiene una colaboración constante con otros laboratorios internacionales de Francia o Estados Unidos, además de con diferentes universidades e institutos españoles de Sevilla, Barcelona o Madrid.

Además, cuenta con una financiación estable y competitiva tanto del Gobierno central como de la Junta de Castilla y León, así como de fundaciones privadas. ''Somos un grupo pequeño, pero formamos muy bien a la gente, porque al final les contratan en los mejores sitios y damos mucha importancia a la relación con la sociedad, sobre todo en la divulgación de la ciencia y en la educación para la salud'', añade Alonso.

Fruto de estas premisas, uno de los estudiantes está realizando una tesis doctoral utilizando precisamente el olfatómetro, a punto de lograr la patente. Además, en colaboración con el Servicio de Otorrinolaringología del hospital Clínico Universitario de Salamanca, está midiendo las causas y variables de la anosmia o pérdida del sentido del olfato, con pruebas a ciudadanos de toda la provincia.