LABORAL | Ávila

Nissan+17, entre la frustración y el engaño

  • Trabajadores pendientes de su reingreso no rechazan un traslado a Barcelona, siempre y cuando sigan perteneciendo a la plantilla de Ávila.

Parte de los miembros de la Plataforma Nissan +17 - M. Martín / ICAL
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Se mueven entre la frustración y el engaño. En 2010, cuando fueron incluidos en el Expediente de Regulación de Empleo ejecutado por Nissan, fijaron en su calendario una fecha, la del 1 de abril de 2014. Ese día, tal y como figura en el acuerdo firmado el 21 de mayo de 2010, retomarían su trabajo en la planta de Ávila. De aquellos 36 trabajadores que aceptaron este paréntesis laboral, quedan 17 que siguen esperando a que la compañía cumpla su compromiso. En estos cuatro años han confiado en que en 2014 saldrían del túnel, pero los planes de la multinacional han hecho que ni siquiera vean la luz al final de él.

Jorge Jiménez saca de una carpeta el acuerdo de 2010. En él, está subrayado el párrafo en el que "se garantiza que como máximo el día 1 de abril de 2014 reingresarán las personas que se encuentren en la bolsa para asegurar el mínimo de 530 personas a la plantilla. Dichos reingresos se producirán antes si en el plan de producción está previsto una producción anual de 17.000 vehículos o cuando de forma continuada durante seis meses la producción día sea equivalente a la de 17.000 unidades año". Hoy, la confianza en recuperar su empleo se ha desvanecido, pero no sus ganas de pelear por lo que es suyo.

Jorge Jiménez, Ricardo Galindo, Raúl Fernández y Adrián Cano son cuatro de los 17 trabajadores que reclaman su reingreso y comparten su frustración, mientras conversan a los pies de la muralla en una veraniega mañana de octubre.

Forman parte de la plataforma Nissan+17, que acaba de constituirse con el objetivo principal de reclamar a la compañía que cumpla su compromiso. Lo primero que quieren dejar claro es que no rechazan el traslado a Barcelona –ultimátum que la dirección les dio esta semana y que no han aceptado-, siempre y cuando sigan perteneciendo a la plantilla abulense y vinculados a esta planta. Porque si no es así, las cuentas no salen.

Así lo explica Adrián Cano, que llevaba 22 años en Nissan cuando se vio envuelto en aquel ERE. A sus 48 años, casado y con dos hijos, su situación de desempleo lo ataca cada día para mostrarle sus miedos y sus inseguridades. "Vas a buscar trabajo y te encuentras entre un montón de gente joven", relata mientras recuerda que llegó a Ávila en 2006 procedente de la fábrica de Madrid, que cerró. "Me moví por conservar mi puesto de trabajo y me pregunto por qué si la empresa cumplió entonces, no lo hace ahora", manifiesta.

Por eso, y a pesar de que su vida lleve asentada en Ávila desde hace casi una década, no le salen las cuentas si el traslado a Barcelona no se lleva a cabo considerándolo parte de la plantilla abulense, lo que se traduce en que la empresa asume los gastos derivados de ese traslado. "Te vas a Barcelona, dejas aquí una casa y una familia que mantener… Yo no trabajo para tener que poner dinero de mi bolsillo", advirtió.

En estos cuatro años, se ha reciclado con cursos de informática o guía turístico –que, confiesa, le fascina-, y ha trabajado un año en la Renault de Valladolid. Tampoco se olvida Adrián de las llamadas que ha recibido a lo largo de este tiempo de la compañía para proponerles desvincularse definitivamente de Nissan. "Parece que están regateando con las ilusiones de todos", denuncia.

Prórrogas

Para Raúl Fernández es una forma más de presión y apunta las prórrogas que han ido firmando desde el 1 de abril de este año. No se olvida tampoco de que el pasado mes de febrero, el día del lanzamiento del nuevo camión, el vicepresidente de Operaciones Industriales de Nissan España, Frank Torres, preguntado por los periodistas sobre la vuelta de estos trabajadores, indicó que esta se produciría a lo largo del año y que el nuevo camión, NT500, aseguraba la continuidad de la planta al menos entre diez y 15 años. La realidad es otra.

Antes del 1 de abril se les pidió "un último esfuerzo" y se firmó una prórroga de tres meses. El 30 de junio, cuando expiraba este nuevo plazo, se les solicitó otro esfuerzo para aplazar su reincorporación "al menos, hasta el 1 de enero de 2015". "En dicha fecha se revisará la situación y se acordará con usted la fecha de nueva revisión y/o reincorporación", reza el documento. Con esto en la mano, los afectados no entienden por qué en octubre la compañía anuncia, primero, que quiere desvincularse de ellos, y después, les da el ultimátum de Barcelona.

Raúl tiene ahora 43 años y dos hijos de ocho y seis años. Llevaba 15 años trabajando en Nissan cuando se firmó el ERE. Lleva cuatro años en el paro, con las prestaciones agotadas. "No he vuelto a trabajar. He hecho entrevistas, pero no ha salido nada. Así que salimos adelante con el sueldo de mi mujer". Después de cuatro años y de haber salido de Nissan "con el convencimiento" de que se cumpliría el acuerdo, acusa cierto agotamiento psicológico y se muestra decepcionado con el trato que están recibiendo por parte de la empresa.

Proyectos frustrados

"Nissan me lo había dado todo y he visto cómo también me lo ha quitado". Así lo declara otro de los miembros de la plataforma Nissan+17, Ricardo Galindo. Ahora tiene 39 años y una hija de ocho. Cuando entró a formar parte de la lista de afectados por el ERE llevaba once años trabajando en la planta abulense.

Formar parte de la plantilla, según recuerda, le daba garantías para sentar las bases de su proyecto de vida. Una casa, una familia, que de repente parecían componer el relato del cuento de la lechera. "Han truncado todos nuestros planes", lamenta.

En los últimos cuatro años ha tenido diversos trabajos "esporádicos y precarios", fruto de la formación que ha ido adquiriendo en otros sectores, como el sociosanitario. Ahora, se mantiene con los 400 euros del subsidio y la media jornada de su mujer. Ricardo y sus compañeros insisten en que este tiempo debía haber sido únicamente un ‘stand by’, un estado de espera con fecha de caducidad. "Todo tu enfoque de vida era pensando en el 1 de abril de 2014. Así nos lo garantizaron", reitera.

Apoyo

Jorge Jiménez confiesa sentirse "engañado" por Nissan y también por las administraciones que aportaron dinero público para la continuidad de la planta y el mantenimiento de los puestos de trabajo. Por el momento, las únicas administraciones en pronunciarse contra el plan de competitividad que compromete aquellos objetivos han sido la Diputación y el Ayuntamiento de Ávila. El próximo miércoles, 5 de noviembre, el comité se reunirá en Valladolid con el director general de Industria, Carlos Martín Tobalina, aunque su objetivo sigue siendo el consejero de Economía y Empleo, Tomás Villanueva.

Jorge, de 39 años y con dos hijos de siete y cuatro años, confiesa que tampoco se sienten respaldados por la sociedad abulense que, comenta, ha visto siempre a los trabajadores de Nissan como unos privilegiados; así que aprovecha la ocasión para defender el trabajo diario que, en su caso durante once años, desarrolló en la factoría. Jorge también recrimina a Nissan haber dado la vuelta a su vida y haber jugado con un reingreso que, a la luz de los acontecimientos, la multinacional parecía no querer llevar a efecto nunca.

El futuro lo ven oscuro, pero se han puesto en pie de guerra para luchar codo con codo con el comité de empresa por lo que defienden que es suyo. Se sienten víctimas de una situación que ellos no han provocado, pero no por eso merman sus ganas de pelear para que un gigante deje de pensar que el ser poderoso le da derecho a incumplir la palabra dada y jugar con el futuro de decenas de familias.