En los últimos años, se han cerrado en Castilla y León cerca de un 25% del total de sucursales bancarias que existían. Para quienes estaban acostumbrados a tener el banco en la puerta de casa, tener ahora que coger el coche es un trastorno. En muchos pueblos ya están más que acostumbrados a esta situación.

El de Geria, en Valladolid, bien podría ser el ejemplo de cientos de pueblos en Castilla y León que no disponen de entidad bancaria ni de cajero automático para tener dinero en efectivo.

No siempre los vecinos han tenido que desplazarse a otras localidades. Hasta hace un año era el banco, a través de un trabajador, el que se acercaba al pueblo para hacer las gestiones económicas.

Tener que coger el coche para ir al banco no es exclusivo de las zonas rurales. Hay barrios en las ciudades donde el cierre de sucursales ha afectado a los vecinos.

Casi 400.000 castellanos y leoneses están en esta situación, sin acceso a un cajero automático.