Todos los jueves de su vida, María, hará este recorrido. Se quitará los zapatos, sintonizará sus dibujos y esperará heroicamente a que le pongan su tratamiento.
Como María hay alrededor de treinta niños en España y no todos han tenido la misma suerte. En Castilla y León sí lo financian.
Hasta hace un año la enfermedad no tenía cura. Ella lo ha probado durante cinco meses y ya se notan los efectos. A pesar de las cinco horas que pasa tumbada le sobran fuerzas para deleitarnos con una canción.