El Real Valladolid sumó un buen punto en Vallecas. Al igual que en su presentación en Zorrilla hace una semana, en su primera salida el Pucela mostró una gran solvencia defensiva y un espíritu trabajador y solidario que desactivó al Rayo Vallecano y le permitió arañar un punto en un campo en el que va a ser muy difícil puntuar a lo largo de esta temporada.
Del buen trabajo defensivo del Pucela habla un dato: el Rayo solo tuvo una ocasión clara de gol, en un centro de Embarba desde la derecha que Ebert, a placer, cabeceó al centro de la portería desde el borde del área pequeña y encontró la respuesta de Becerra, bien colocado. Pocos guardametas de los que visiten el Estadio de Vallecas esta temporada van a tener tan poco trabajo en esta Liga.
Y en ocasiones, el Real Valladolid le superó, porque tuvo dos claras, sobre todo una de Iban Salvador al final de la primera parte, que hizo bueno un pase de Jose al contraataque, se llevó el balón con clase y velocidad y, cuando pisó área, disparó lamiendo el palo izquierdo que defendió Toño. También Mata tuvo su opción en la segunda mitad, aunque el delantero se presentó delante del portero local muy escorado y el remate no tuvo peligro.
Dos partidos le han bastado al Real ?Valladolid de Paco Herrera para encontrar una fiabilidad que el Pucela no tuvo la temporada pasada. A partir de ese equipo armado atrás, el Pucela deberá ahora encontrar su estilo para atacar, para tener más el balón, para desactivar al contrario a través de la posesión, para no fiar todo su ataque al contraataque.
Mata fue el hombre el partido para el Real Valladolid. La paliza que se dio a correr en Vallecas fue a destajo. Pone su fútbol al servicio del equipo y si hay que trabajar, no se quita el traje de faena todo el partido, pero en el futuro el Pucela necesitará a un Mata que no arranque tan atrás y pueda pisar área para buscar el gol.
Porque el Real Valladolid no ha fabricado muchas ocasiones de gol en los dos primeros partidos, pero éstas deben llegar cuando la sobriedad defensiva se consolide definitivamente y le permita crecer de atrás hacia delante para llegar al área rival, ganando en confianza para mover la pelota en el centro del campo cuando jugadores como Álex López, Jordán o Míchel alcance su mejor momento de forma y explotando la velocidad de sus puntas en los últimos metros.
Pero la noticia es que el Pucela, tras dos partidos, ya es un buen equipo de fútbol, que juega serio al fútbol, que defiende con garantías y sin concesiones, que incomoda a los contrarios en cada pase. Y lo ha hecho ante buenos rivales.