Dentro de cuatro días esta leche que se acumula en los tanques de la cooperativa leonesa Vega Esla, recién ordeñada ya no podrá venderse.
Las industrias y algunas queseras están rompiendo contratos de compra justificándolo en la bajada del consumo de lácteos.
Para conservar el trabajo se han visto obligados a abrir el centro de frio que llevaba una década sin uso y tienen que luchar contra la competencia desleal de leche gallega y portuguesa.
No saben cuando aguantaran así vendiéndola a precios de saldo, 20 centímetros por litro.
Piden responsabilidad también a las administraciones ante un sistema que cambio las cuotas por el mercado libre no funciona.