CIENCIA Y TECNOLOGÍA | Instituto de Neurociencias de Castilla y Léon

Científicos de la Usal estudian cómo aplicar a los humanos la capacidad de regeneración visual del pez cebra

Las células gliales de estos animales acuáticos, al contrario que las de los seres humanos, 'limpian y aíslan la zona dañada y la preparan para que haya una generación nueva de células'

Ical

El científico de la Universidad de Salamanca Juan Manuel Lara Pradas, catedrático en Biología Celular y Patología adscrito al Instituto de Neurociencias de Castilla y Léon (Incyl), estudia la capacidad de regeneración del nervio óptico del pez cebra y su posible aplicación al ser humano a través de una línea de investigación centrada en la plasticidad, degeneración y regeneración del sistema visual humano.

Lara Pradas explica que, a diferencia de los peces, los seres humanos han perdido la "capacidad regenerativa" y que cuando en el sistema visual se presentan lesiones en el nervio óptico, "ya sean causadas por un glaucoma o por un cáncer de hipófisis", es muy frecuente que la persona "se quede ciega", informó la Usal.

Los datos recabados por los científicos de la Usal en el laboratorio indican que si se presiona el nervio óptico en un modelo de ratón, este pierde el 90 por ciento de las células neuronales de la retina durante la primera semana. Más aún, en un siguiente periodo de otras dos o tres semanas, termina perdiendo por completo la visión. Por sí solo, el animal no tiene manera de volver regenerarlas y "en humanos pasa exactamente lo mismo", recuerda el científico de la Usal.

Sin embargo, en el caso de los peces cebra, sucede el proceso contrario, ya que durante la primera semana solo el 10 por ciento de esas neuronas se mueren y en la siguiente ocurre justo el proceso inverso: "Las que ha perdido se recuperan y el nervio envía prolongaciones", resalta Lara Pradas. Al mes, el animal "está bien electrofisiológicamente y llegan señales al cerebro, con un comportamiento visual normal", concluye.

Neuronas en la retina

Los mamíferos nacen con un número de neuronas en la retina fijo y concreto. Poco tiempo después de su nacimiento, dejan de generarse y aquellas que presente serán de las que un individuo disponga a lo largo de toda su vida. En el caso de que algunas mueran, no se regenerarán. Sin embargo, en los peces el nervio óptico sí se regenera y, sin llegar a precisar siquiera de la ayuda de factores externos como pudiera ser, por ejemplo, un tratamiento terapéutico.

Los mamíferos nacen con un número de neuronas en la retina fijo y concreto

Lo que tienen de particular estos animales acuáticos es que sus células gliales, al contrario que las de los seres humanos, "limpian y aíslan la zona afectada o dañada y la preparan para que haya una generación nueva de células". Al respecto, sobre lo que los investigadores de la Universidad de Salamanca están experimentando es en el estudio concreto de las células gliales del nervio óptico del pez cebra para ver cómo interfieren en el proceso.

Investigación con células gliales

El grupo de investigación de Lara Pradas trabaja con varias colonias de peces cebra ubicadas en el animalario del Instituto de Neurociencias de Castilla y León. Allí, en los laboratorios del Incyl, les extraen células gliales que cultivan o seleccionan, dependiendo del grado de diferenciación que presenten, con el propósito de analizar las nuevas células resultantes a partir de ellas y testar si se integran, o no, en el sistema visual del pez.

Concretamente, uno de los estadios de la experimentación consiste entonces en actuar directamente en una lesión del nervio óptico del pez en el que "en distintos tiempos, se introducen poblaciones de células gliales marcadas para ver, primero, si la regeneración es más lenta o más rápida que sin ellas y, por último, comprobar si esas células externas que se meten, participan o no en el sistema".

Sobre este último aspecto, el responsable del estudio de la Universidad de Salamanca asegura que habitualmente lo hacen y su comportamiento es el mismo que el de las células internas del propio organismo.

El objetivo final del estudio es comprobar si un sistema con capacidad de regeneración natural es capaz de integrar células gliales introducidas desde fuera para determinar "si eso mismo pudiera ser trasladado a humanos por medio de procesos externos", argumenta, aunque en la actualidad "esa posibilidad se nos antoje un poco como de ciencia ficción", puntualiza el científico.