El inmueble fue adquirido este pasado verano por el ayuntamiento con vista a ponerlo en valor y hacer de él un atractivo turístico.
Los arquitectos, sin embargo no encuentran la manera de consolidad este ruinoso edificio sin que se venga abajo y sin incumplir las normas de seguridad y la normativa urbanística.
Entretanto algunos vecinos e hijos del pueblo recogen firmas para que se busquen alternativas, pero que no pasen por la demolición del edificio para reconstruirlo posteriormente. El ayuntamiento está abierto a nuevas propuestas.
La casa, de construcción muy rústica de madera y adobe, data de mediados del siglo XIX. Bécquer la ocupó con sus familia entre 1860 y 1863.