Los médicos están obligados a recetar por principio activo. Luego, son los farmacéuticos los que deciden qué genérico dispensar. Una medida que no gusta a los profesionales sanitarios pero que sanidad defiende.
No existen ningún estudio científico que demuestre que haya diferencias entre genéricos con el mismo principio activo. A veces la diferencia entre un genérico u otro sólo está en el sabor. Por ejemplo, en los medicamentos para niños.
En Castilla y León el 55% de los medicamentos que se recetan son genéricos. Pero hay fármacos que son insustituible, como las insulinas o los broncodilatadores. Cuando no es necesaria receta, el farmacéutico no está obligado a dispensar genérico.