Hasta finales de mes no recuperarán el ritmo las antiguas líneas de producción. Lo harán de momento sólo las de células fotovoltaicas, cuyas máquinas han sido las únicas que han sobrevivido al largo concurso de acreedores de Pevafersa.

"Primero incorporar una pequeña parte de directivos para que vaya viendo cuáles son las necesidades primeras para arrancar. Todo el tema posterior a partir de la fabricación de la célula hasta conseguir el módulo o el panel total va a llevar un poco más de tiempo porque hay que meter maquinaria nueva", asegura Laurentino Fernández, portavoz de IP Photo Bull.

Ese proceso podría estar completo y a pleno rendimiento en verano. Entonces trabajarán unas 300 personas, que saldrán entre los 4.000 currículos recibidos. Se exportará el 90% de la producción.

"Hay una demanda muy importante de instalaciones solares, muy importante. Desde los países árabes hasta los sudamericanos hay posibilidades de contratos importantes, muy importantes, que hay que cubrir. Incluso Irán, que era un país estaba cerrado, ahora  está abierto y es uno de los que va a tener probablemente uno de los contratos", afirma Fernández.

IP Photo Bull, su nuevo nombre, empezará produciendo los paneles estándar y una vez conseguida la homologación se introducirán nuevos materiales en los que se está trabajando. También se están estudiando nuevas adquisiciones.