* MÁS SOBRE EL JUICIO DE ISABEL CARRASCO

'Montserrat no padece ningún trastorno y sabía lo que hacía', según los forenses

Fría, dominante y dogmática, según los informes, tenía sentenciada a la presidenta y nunca mostró arrepentimiento

Ical

Las dos médicas forenses que visitaron a Montserrat González declararon  que no padece ningún trastorno patológico y tampoco delirante, que es algo que no aparece de forma brusca y repentina y que persiste durante la vida de la persona desde que surge, según explicaron las forenses. Montserrat quiso mostrarles aspectos negativos sobre la víctima y las cosas en las que había perjudicado a su hija.

En las dos ocasiones que se entrevistaron con la acusada justificó la muerte de Isabel Carrasco y dijo “que era lo único que podía hacer, la tenía sentenciada porque le estaba haciendo la vida imposible”. En la primera ocasión sí se mostró más afectada y comentó que quizá no lo tenía que haber hecho justo en el momento en el que ocurrió “porque había mucha gente, por su hija y por Raquel”.

La valoración que hicieron la describe como una persona fría, con poca capacidad para empatizar, de carácter dominante, dogmática y con capacidad para establecer lazos afectivos, aunque donde realmente se siente bien es en su núcleo familiar. También mostró muchas expectativas sobre su hija y además de no mostrar arrepentimiento les pareció evidente que “sabía lo que hacía” cuando mató a Isabel Carrasco.

La defensa de Montserrat, tras enumerar todos los perjuicios que atribuye a Carrasco sobre Triana, no logró que las peritos forenses reconocieran la existencia de un trastorno delirante de tipo persecutorio. “No, porque eso son hechos reales”, subrayaron.

Acta notarial

El letrado que representa a Montserrat González y a Triana Martínez aportó , último día del periodo de presentación de pruebas, un acta notarial que recoge distancias y tiempos en los recorridos que hicieron Montserrat González y Triana Martínez la tarde de los hechos. Estas mediciones, dijo José Ramón García, pretenden dar luz a los testimonios del policía jubilado Pedro Mielgo -quien no reconoció su propia voz en una grabación recogida por el Servicio de Emergencias 112- y a la declaración que prestó el controlador de la ORA.