TRIBUNALES | Accidente en Tornadizos

El conductor del autobús en el que murieron 9 personas en Ávila declara no tener conciencia de haberse dormido

El juicio en el Juzgado de lo Penal de Ávila arrancó este lunes con la declaración del acusado, R.G.S., que manifestó que hizo 'todo' lo que pudo y 'lo más rápido posible'

Casi cuatro años después de aquel 8 de julio de 2013, arrancó este lunes en el Juzgado de lo Penal de Ávila el juicio por el accidente de autobús de La Paramera, en la N-403, en el que perdieron la vida nueve personas.

Y lo hizo con la declaración del conductor del autobús, R.G.S., que se sienta en el banquillo de los acusados y para el que la Fiscalía pide cuatro años de prisión y cinco de privación del carné de conducir por nueve delitos de homicidio por imprudencia grave y trece de lesiones, mientras que la defensa solicita su libre absolución. En su declaración, R.G.S., quiso dejar claro desde el primer momento que no tenía "constancia" de haberse "quedado dormido".

De hecho, preguntado por el fiscal, señaló que suele dormir "entre seis horas y media y siete horas" y ese día "estaba fresco". "Había librado el sábado enterno y hasta las cinco de la tarde del domingo", día anterior a los hechos, momento en el que realizó el trayecto entre Burgohondo y Madrid (el tacógrafo indica que el autobús dejó de funcionar a las 22,55 horas). "Me acosté sobre las 23.45 horas. El lunes me levanté a las 6.30 horas y comencé la ruta (Serranillos-Ávila) a las 7.15 horas", apuntó el conductor, quien añadió que durante el trayecto no notó "nada, fue todo normal hasta el golpe".

Sobre el momento del accidente, relató el acusado que en la zona del siniestro, por la pendiente existente en la carretera, "habitualmente conectaba el freno eléctrico y creo que ese día lo conecté, sin necesidad de soltar el volante". "Oí un golpe en la parte media-trasera y me dí contra el talud, y el autobús comenzó a dar bandazos.

La gente gritaba y reaccioné lo mejor que pude, pues no llevaba cinturón y no estaba estabilizado en el asiento, además de que una persona me golpeó por detrás", comentó R.G.S., quien aclaró que el autobús únicamente tenía un cinturón de seguridad en la parte trasera y señaló que "a lo mejor el freno estaba roto o no pude frenar porque perdí la estabilidad".

Afirmó además que tiene conciencia de "haber tirado en cuanto pude del volante hacia la izquierda". "Creo que hice lo que pude y lo más rápido posible", ya que "di todos los botones de emergencia, apagué el freno eléctrico, tiré de las palancas de las puertas y comence a sacar a la gente", subrayó el acusado, quien añadió que "grité que por qué me he quedado, porque me quería haber muerto".

Y preguntado por su abogado defensor sobre su conversación con la Guardia Civil en el lugar de los hechos, justo después del accidente, R.G.S. apuntó que no recordaba si le habían leído sus derechos y que firmó "sin leer" el papel con su declaración.

Tras la declaración del acusado testificaron nueve testigos, todos ellos ocupantes del autobús siniestrado. Una de las pasajeras, L.F.R., señaló había notado "un acelerón" justo antes del accidente y que "de repente todo era ruido, descontrol del volante hacia la derecha, y explosición de cristales" y "no hubo rectificación" por parte del conductor.

Otro testigo presencial, LF.S.S., indicó que en el momento de la colisión del autboús con el talud de la carretera "vi al conductor y permanecía absorto, sin reaccionar ni frenar".