Dos meses después de las fuertes heladas de finales de abril, la Ribera del Duero continúa tiritando. Muchos viñedos burgaleses han perdido entre el 70 y el 85 por ciento de la producción. Hemos comprobado cómo las cepas en vaso de la bodega Cillar de Silos en Quintana del Pidio, muy cerca de Aranda de Duero, quedaron mutiladas después de la helada del 26 de abril. "Mira, los pulgares todos helados. De aquí tendría que salir un sarmiento, de aquí otro y de aquí otro. Y lógicamente con sus racimos de uva, pues véis que no hay nada" nos cuenta Óscar Aragón, enólogo de esta bodega familiar. "Si cogemos un 15% en el mejor de los casos, yo creo que seremos afortunados"

Los racimos que ha engordado apenas abulta medio palmo de la mano. Y a 30 kilómetros en Pedrosa de Duero la situación es parecida. En la bodega Viña Pedrosa pronto harán el desnietado para que los sarmientos más vigorosos lo sean aún más y reciban mejor la luza del sol. "Aproximadamente calculamos recoger un 30% de un año normal" nos explica Dani Pérez, técnico de esta otra bodega familiar. 

Aún así son conscientes de que la viña dispone de gran capacidad de regeneración y puede sorprender. "Todavía quedan muchos años que dormir en el campo pero puede ser un año de una gran cosecha de una gran calidad", eso si, tienen claro que la añada dará para elaborar mayoritariamente vinos jóvenes.