Las rutas teresianas recorren todo nuestro territorio. Viajamos hasta Soria. Fue la ciudad donde Santa Teresa realizó la Fundación más sencilla y la puerta para extender la orden del carmelo al norte de España. Desde entonces sigue en pie el convento en el centro de Soria, un antiguo palacio de la nobleza. Vino a Soria invitada por el obispo y Doña Beatriz, una noble adinerada.
Mandan una embajada para que la vayan a buscar a Palencia. Hizo un viaje tan triunfal que como venían los aguaciles con la vara levantada pensaba que la llevaban a la inquisición. Su llegada fue un evento social para esa época 1581.
Cuando llega es una Santa Teresa con mucha fama. Todos los caballeros salen en caballo a recibir a la Santa y vienen en procesión a pasar por la casa de los Betetas y ahí está el obispo y le dará la bendición. Soria tenía entonces 6.000 habitantes y era una ciudad rica.
Aquí estaban los grandes trashumantes. Por ejemplo, el marido de Doña Beatriz tenía un rebaño de 22.000 cabezas. Santa Teresa se instaló en uno de sus palacios.
Este convento en el que hoy siguen sus pasos 15 monjas, le sirvió para fundar en Zaragoza y Pamplona.