Congreso 'Duero International Wine Fest'

'La exclusividad, el vínculo familiar, la emoción y la visión de futuro, factores para una gran marca'

Representante de Grupo Tempos Vega Sicilia, Abadía Retuerta, Pago de Carraovejas y Hermanos Pérez Pascuas participan en una mesa redonda del 'Duero International Wine Fest'.

Ical

 Factores como la exclusividad, el vínculo familiar, la emoción y la visión de futuro son "importantes" para construir una "gran marca" de vino. Así lo expusieron este viernes en Burgos el consejero delegado del Grupo Tempos Vega Sicilia, Pablo Álvarez; el director general de Abadía Retuerta, Enrique Valero; el director general de Pago de Carraovejas y Ossian, Pedro Ruiz Aragoneses; y el director técnico y enólogo de Bodega Hermanos Pérez Pascuas-Viña Pedrosa, José Manuel Pérez Ovejas.

Los cuatro reconocidos bodegueros participaron en la mesa redonda 'La construcción de una gran marca', moderada por la directora del Anuario de Vinos de El País, Pilar Molestina, que se enmarca dentro de la primera jornada del Congreso 'Duero International Wine Fest'.

El consejero delegado del Grupo Tempos Vega Sicilia, Pablo Álvarez, relató que lleva 35 años en una bodega que fue creada hace 135 años "por un señor que sin haber habido nunca allí viñas las plantó". "Somos los cuartos propietarios de la bodega y todos los anteriores han respetado nuestro patrimonio: la viña que tenemos de 200 hectáreas", exclamó.

"Es un patrimonio que conocemos y nos peleamos año tras año" porque "cada caño es diferente". Ése es, desveló, "el gran esfuerzo que hay que hacer para conseguir la calidad". Sin embargo, manifestó que "nunca se consigue hacer el mejor vino que se pueda hacer y ese es el gran reto que tenemos".

Durante su exposición, Álvarez defendió que Tempos Vega Sicilia es "una de las grandes marcas del mundo" y que se ha conseguido a base de "sacrificio, ilusión, trabajo y de seguir". Asimismo, se refirió a que "cuando compraron la bodega fue por su calidad y prestigio" y que "siguen existiendo los cupos pero se hacen 330.000 botellas".

Además, se puso encima de la mesa los diferentes estudios realizados que llevan a pensar que "la construcción de una marca es el resultado de a+b+c y hay que volver a empezar", dijo la moderadora, en alusión a la proliferación de bodegas en su día que, sin embargo, no tuvieron éxito.

Álvarez manifestó que "ese es uno de los problemas que tuvo Ribera del Duero y que murió de éxito". Sin embargo, aseguró que "esa tendencia está cambiando y la calidad media de los vinos Ribera del Duero está subiendo pero esa falta o idea de que esto era fácil llevo a Ribera a perder la calidad media que tuvo en sus épocas de nacimiento (años 80 ó 90)".

'El tiempo es clave'

Por su parte, el director general de Abadía Retuerta puso de manifiesto que "crear una marca no es una cosa fácil" y que "no hay una fórmula que se pueda comprar". En su caso, lleva nueve años en la bodega y precisó que "desde el inicio se tenía una visión clara de lo que se quería ser y si se podía serlo", dijo Enrique Valero.

"Esa visión la trabajamos bastante con nuestro equipo y accionistas para ver que esperaban dentro de 30 años", desveló, porque la intención es "que sea una marca de las que esté aquí durante toda la vida y que aporte mucho a España". También aseguró que "el tiempo es clave en el vino porque no se puede improvisar ni hacer todo en un corto periodo de tiempo".

Asimismo, subrayó que "el mayor lujo que tenemos es donde estamos pero no se puede vivir de la historia". "El objetivo es crear grandes vinos que pertenecen al paisaje de Retuerta y el equipo humano es el que crea o destruye una marca", aseveró. Con estos factores trabajan, dijo, pero el "determinante" es su localización.

Recordó que "el río Duero ha hecho trabajo durante millones de años en esos suelos y se está interpretando, estudiando y sacar lo mejor que muestre lo que es ese terruño". "El patrimonio es que tengo el lujo de esa finca que tenemos regada por el río Duero, así como la abadía del siglo XII que preside la finca, que marca visualmente y porque han sucedido muchas cosas en nueve siglos y lo estamos poniendo en valor", añadió.

Identidad, terruño y Ribera del Duero

El director general de Pago de Carraovejas y Ossian destacó conceptos como identidad, terruño y Ribera del Duero, que son, dijo, con los que la gente asocia a esta bodega, una de las marcas que más rápido ha crecido, según sostuvo la moderadora.

"Son 30 años de vida; somos muy jóvenes y hay dos cosas importantes: la responsabilidad tremenda que sentimos todo el equipo para cuidar esto y llevarlo más allá y que queda mucho más por aprender de lo que sabemos", enfatizó. Por ello, apostó por que "cada día hay que esforzarse por querer identificar aún más tu producto pero por encima de todo, la responsabilidad", Pedro Ruiz Aragoneses.

La visión, la comunicación y la gestión como pilares importantes para la solidez de un proyecto, dijo. Además, subrayó pilares básicos como son "la visión, la emoción y pasión; la autenticidad y honestidad e identidad propia y el equipo de 120 personas que trabajan actualmente en estas bodegas".

Visión familiar

Finalmente, el director técnico y enólogo de Bodega Hermanos Pérez Pascuas-Viña Pedrosa, desde su perspectiva de bodega familiar, explicó cuáles fueron sus orígenes en los años 80 "con mucho trabajo y compromiso". "Fueron visionarios en su época", alabó José Manuel Pérez Ovejas, tras más de 30 años de vida.

"También hubo visión porque fueron conscientes de que con un viñedo de alta calidad podían competir con los mejores vinos del mundo", ensalzó. Sobre los comienzos, reconoció que "no fueron fáciles" y que en los años 85 se empezó a exportar a Alemania y Estados Unidos.

"Si una marca no se exporta tienes tu limitación; hay que poner un esfuerzo en la comercialización exterior", dijo. Por ello, afirmó que "la autocomplacencia no es buena consejera". Pérez Ovejas subrayó que se trata de una bodega basada fundamentalmente en "la calidad consolidada, con una personalidad en el vino que les diferencia y les distingue". La credibilidad de la marca y la apuesta por tener una identidad, un sello personal y por ese auténtico vino de terruño. "La improvisación y las ocurrencias son malas consejeras", concluyó.